En su primer día completo abierto al público, la 46 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires retomó la diversidad y multiplicidad que son su marca de identidad, con el entusiasmo anticipatorio de gente formando fila más de una hora antes de que abriera sus puertas, la mayoría con barbijo aunque no fuera obligatorio y un flujo de público que históricamente se consolidaba más tarde, con el correr de los días, pero que en este regreso se apresura: "es que fueron dos ediciones suspendidas por la pandemia, pero tres años sin vernos", explican y coinciden editores, libreros y vendedores de muchos stands.
Es Margarita Martínez, desde Espacio Federal que reúne escritores y sellos que retribuyen su exposición en el evento librero más importante de la región con una parte de las ventas que logren, la primera que lo dice. Lleva acumuladas 30 Ferias del Libro, la general y la infantil, desde 2005.
"Estuve en muchas ferias y veo más movimiento que otros primeros días -marca-, creo que porque salimos de una pandemia es un paseo más, me llamó la atención el barbijo, porque es opcional, pero la gente se cuida mucho".
"Hubo mucha consulta por libros infantiles, material didáctico y literario para Educación Especial, ya hemos vendido, hay movimiento", dice del local que exhibe desde anillados para aprendizaje veloz de piano a publicaciones de los sellos Criatura, Niña Pez, Calibroscopio, Nube de Tinta y Leviatán. Los montos, de 500 a 5.700 pesos.
Malvinas, en su 40 aniversario de la guerra,es una presencia omnisciente. En la muestra del ingreso a la feria, con fotos del reportero Rubén Digilio. En títulos de sellos grandes -Planeta, Penguin, Edhasa-, todos tienen su libro. En tiradas que van de singulares a extrañas, desde los cómics seriados del sello Primavera Revólver a publicaciones como "Malvinas heartbeats", de Carlos Monticelli, las "Masculinidades en guerra" de Paola Ehrmantrau o "Nadar de Pie", de Sandra Comino.
En la feria se puede encontrar desde tres libros por 500 pesos. El contrapunto está en el pabellón Azul, entre espacios dedicados a saldos y ofertas como Basilisco, el Librazo y Gran barata que ofrece Mundo Editor hasta el lunes, haciendo que 700 pesos sea una cifra que se repite en los precios de las etiquetas, y un Waldhutter, por ejemplo, que rebosante de lectores en sus pasillos angostos oferta un estuche de tres tomos de Jack London a 28 mil pesos .
"La idea es vender libros buenos a precio popular, que te lleves cuatro sin pensar que te van a comer el bolsillo -dice Luciano Basílico, dueño de la librería que concentra desde clásicos Plutarco, pasando por la biografía icónica sobre María Antonieta de Stefan Sweig,a las kittys y dragones de Lovely Charms". Nada supera ahí los dos mil pesos. Ese tope es de los libros de arquitectura. "Se está trabajando bien, pero el tester real es el primer fin de semana. Ése marca el ritmo de lo que seguirá", explica.
"Se dice que será más visitada por este deseo de lo masivo -acota Maxi Kreft en Waldhuter-. Hay que ver si gastan. Por lo pronto se vendió mucho, en las Jornadas Profesionales, 'La escoba del sistema', primera novela de David Foster Wallace, impreso en Argentina por la editorial española Pálido Fuego, lo que abarató mucho el precio". Cerca de tres mil pesos.
Esta feria "viene varias veces mejor que la de 2019. Son dos ferias pero tres años sin vernos Karina Fraccarolli, editora de Comunicarte, sello cordobés con 28 años de recorrido que nació con ensayos académicos sobre lingüística y ahora tiene "Conectados", la primera colección para adolescentes de lengua y literatura con textos de todo el país donde se traspone de manera didáctica la Nueva Gramática y la Nueva Ortografía de la Real Academia Española.
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