A la luz del resultado, queda claro que el peronismo no tenía un plan B en la previa al balotaje del 19 de noviembre. En realidad, el plan único fue siempre el mismo y se apostó a una gesta heroica de ganar en primera vuelta. Y con una crisis económica a cuestas -con inflación de tres dígitos- estuvo a tres puntos de conseguirlo. Pero no ocurrió y la contundente derrota en el balotaje descolocó al oficialismo.
Una victoria no solo aseguraba el objetivo de máxima que era retener el poder, sino que además resolvía en el mismo acto una cuenta pendiente: el liderazgo. El peronismo estuvo acéfalo estos cuatro años de gestión de Alberto Fernández, fue una de las pocas veces en la historia argentina donde el poder no pasó por el presidente.
La conductora del peronismo fue todo este tiempo Cristina Kirchner, hasta cuando no le llevaron el apunte o la “desobedecieron”, como aseguró en una entrevista el presidente saliente. Aun cuando pidió en público que otros tomaran la posta, nadie dio un paso al frente. Pero el veredicto en las urnas del 19 de noviembre fue claro: se impone un recambio.
Sergio Massa estaba llamado a encarnar ese liderazgo con otro perfil y otros modos, con una apertura hacia otros espacios intra y extra partidarios. Más lejana al kirchnerismo y con una voz de mando más marcada que la de Fernández, con el respaldo del Frente Renovador. Esto ya no ocurrirá. Pero el peronismo sigue necesitando un líder.
En ese sentido, es natural buscar entre los dirigentes que fueron legitimados en las urnas y en especial, gobernadores. Allí, destaca por sobre todos los demás el mandatario de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Incluso fue sondeado para ser candidato a presidente este año, pero eligió ir por la reelección en PBA. Pero no todos están convencidos de eso. “Axel puede ser un buen candidato, pero no necesariamente el líder del peronismo”, confió a TN un dirigente del interior con peso en el armado regional.
La puja por la conducción se librará en todos los frentes, públicos y privados, nacionales y provinciales. Este lunes, ocho días después de la derrota electoral, llegó el primer desplante que le puso nombres y apellidos a las responsabilidades del traspié en las urnas. “Tras la derrota del peronismo en las elecciones, corresponde que el presidente del PJ Nacional, Alberto Fernández, y quien se arroga la presidencia del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, presenten sus renuncias”, afirmó en un comunicado el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
La crítica teledirigida de Gray tiene una historia previa: él era el presidente del PJ hasta que lo corrieron para que sea el hijo de la vicepresidenta el que ocupe ese lugar. El alcalde del Conurbano quedó solo en esa pelea y perdió su lugar. Sin alinearse del todo a Máximo, el resto de los intendentes le dio su apoyo tácito al no oponerse. Pero hay un dato que marca que es inapelable: no hubo autocrítica alguna de la primera plana del peronismo.
Lo cierto es que al consultar entre los referentes bonaerenses del PJ, ninguno salió a respaldar los dichos de Gray. Más bien lo contrario: “Máximo tiene que seguir siendo el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires”, manifestó a TN el diputado provincial Alejandro Dichiara. Es uno de los hombres importantes de la Sexta sección, por su pasado reciente como intendente de Monte Hermoso.
Pero también existe desde hace un tiempo la llamada “mesa de Ensenada”, que hace las veces de núcleo duro de Kicillof. La integran dos intendentes fuertes del AMBA como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada) y a ellos se les sumará desde el 10 de diciembre el flamante intendente electo de La Plata, Julio Alak. Serán los estandartes del Gobernador en el período 2023-2027, el que será su último en PBA.
“No veo ni bien ni mal que cambien las autoridades partidarias. Estamos más preocupados en ver cómo pagamos sueldos y aguinaldos. Que se arreglen entre los de arriba”, señaló a este medio un alcalde cercano al Conurbano. “Tenemos que mantener unido al peronismo. Y si hay una reconstrucción, que queden los mejores”, agregó.
En cualquier caso, lo que prevalece puertas adentro de la dirigencia justicialista es que no habrá grandes movimientos en el corto plazo. “No comparto las posiciones extremistas, es un momento para hacer un análisis de la elección y obvio de una autocrítica necesaria, pero no de pedir cabezas”, manifestó a TN un dirigente con varias elecciones a cuestas.
“Hay que esperar que pase el verano”, es otra de las frases que deslizó un referente con paso por la gestión y experiencia legislativa. Esperar a ver qué pasa en los famosos primeros 100 días del próximo gobierno y a la vez, dejar que decante por sí solo el futuro de la conducción del peronismo. “Cuando el carro anda, los melones se acomodan”, dice el refrán que refleja en parte el sentir de no pocos dirigentes.
“Hay que aceptar la decisión de la gente, hacer una autocrítica, reconocer nuestros errores y tratar nuevamente de volver a enamorar al electorado con propuestas que permitan que todos tengamos acceso a los derechos mínimos que el peronismo siempre pregonó”, indicó a este medio un legislador cercano a Máximo Kirchner. Y remarcó: “No creo que sume ahora salir a pedir renuncias o pases de factura”.
En el fondo, se discutirá la interna dentro de la interna: Máximo vs. Axel. Son tal vez los hombres con más poder en el peronismo bonaerense, y quizás por eso es que la relación entre ellos no goza de buena salud. “Está muy tirante todo entre los dos”, cuenta a este medio alguien que tiene diálogo con ambos. Pero confía en que “se van a respetar para que la gestión en la provincia sea buena, en un año que somos oposición”.
Y es que Kicillof necesita todo el apoyo posible en un segundo mandato en el que ya no contará con la venia del gobierno nacional. Y el peronismo lo necesita a él, porque -al menos hoy- es el único con proyección presidenciable. Parte del convencimiento de los más cercanos al líder de La Cámpora es que el Gobernador no entrará en una disputa de poder con Máximo y se concentrará en la gestión. Mientras tanto, el peronismo sigue con liderazgo vacante.
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