El coronavirus aún está presente en el mundo, aunque ya no sea una emergencia de salud pública internacional. Desde la mitad de julio pasado, los casos de personas diagnosticadas con COVID-19, la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, y las que requieren hospitalización han estado en aumento en la Argentina.
Según el último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, durante las 10 primeras semanas del año, la notificación de casos de pacientes hospitalizados por el COVID había registrado un promedio de 266 casos semanales.
Luego el número de internados bajó: en la segunda semana de marzo y la segunda semana de mayo se registró un promedio de 52 casos semanales. Entre la segunda quincena de mayo, y la tercera semana de julio el promedio semanal fue de 108 pacientes hospitalizados.
Pero en las últimas 6 semanas reportadas -que incluye a la última semana de julio, el mes de agosto y la primera semana de septiembre-, el promedio de casos continuó con tendencia ascendente. Se alcanzó las 201 notificaciones por semana.
El aumento de las hospitalizaciones está asociado al incremento de casos de COVID. Según el análisis del doctor Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham en base a los datos abiertos del Ministerio de Salud, hay una correspondencia entre el aumento de los casos confirmados y un posterior incremento de las hospitalizaciones.
Hasta la mitad de julio, había 4 fallecidos por semana. En la cuarta semana de julio se duplicó a 8 fallecidos. En la última actualización de datos del Ministerio de Salud, se reportaron 22 personas fallecidas en la semana pasada. Desde el inicio de la pandemia, hubo 130.663 fallecidos por COVID en la Argentina.
“Las hospitalizaciones aumentaron como consecuencia de la suba en la cantidad de casos. Son los pacientes más vulnerables que requieren internación. También puede haber una relación con que las personas no se han aplicado este año las dosis de vacunas de refuerzo, que son necesarias para proteger contra los cuadros graves”, afirmó Leda Guzzi, de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología.
“En general hoy los cuadros de COVID están siendo leves si se tiene en cuenta la población en general. Los síntomas más comunes son el dolor de faringe y congestión nasal. Pero las personas que tienen comorbilidades como diabetes, obesidad, cardiopatías, o inmunocomprometidas pueden correr más riesgo, especialmente si no está con las dosis de refuerzos al día”, dijo a Infobae la doctora Claudia Salgueira, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología.
Uno de los motivos del aumento de casos confirmados y hospitalizaciones es el ingreso de EG.5 ó Eris, un sublinaje de la variante Ómicron del coronavirus que es más transmisible.
La misma situación se dio en otros países, como los Estados Unidos. El doctor Scott Roberts, especialista en enfermedades infecciosas de Yale Medicine comentó que “en la primera semana de agosto, los CDC observaron una tendencia al alza del 14,3% en las hospitalizaciones relacionadas con el COVID. Sin embargo, este repunte de casos y hospitalizaciones es mucho menor que en veranos anteriores.
Es probable que ese reciente repunte de casos -señaló el doctor Roberts- se deba al sublinaje EG.5, que tiene una mayor capacidad para eludir las defensas inmunitarias de las personas, y a la disminución de la eficacia de las vacunas de refuerzo que se habían aplicado el año pasado.
Maria Van Kerkhove, responsable técnica de la Organización Mundial de la Salud para COVID-19, explicó que que EG.5 tiene una mayor transmisibilidad, pero no es más grave que otras variantes de Ómicron.
”No detectamos un cambio en la gravedad de EG.5 en comparación con otros sublinajes de Ómicron que han estado en circulación desde finales de 2021″, afirmó.
El otro motivo del aumento de casos de COVID en el país es que hay pocas personas con las dosis de refuerzo al día. Más de 36 millones de personas con el esquema primario completo todavía no recibieron alguna dosis de refuerzo en los últimos 6 meses, según advirtió recientemente la cartera de Salud, a cargo de Carla Vizzotti.
Ante la suba de casos, la epidemióloga del Ministerio de Salud, Analía Rearte subrayó que “es fundamental aumentar las coberturas de vacunación, tanto contra el COVID como contra la gripe, especialmente en poblaciones vulnerables”.
Las dosis son necesarias para que esas poblaciones se mantengan protegidas contra el riesgo de sufrir cuadros graves y para prevenir las secuelas de la infección. También las vacunas ayudan a prevenir las secuela de la infección, es decir, el COVID prolongado.
Según las últimas recomendaciones de la cartera de Salud nacional y el Consejo Federal de Salud, todas las personas a partir de los 6 meses de edad deben contar con al menos el esquema primario completo y un refuerzo aplicado en los últimos 6 meses.
Se considera que las personas de 50 años o mayores, las personas gestantes y las que tienen inmunocompromiso a partir de los 6 meses de vida están en riesgo alto de padecer COVID grave. Deben aplicarse una dosis de refuerzo a los seis meses desde la última dosis aplicada y continuar con la misma periodicidad.
En riesgo intermedio de COVID-19 grave o alta exposición laboral al coronavirus se encuentran las personas menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas y obesidad), personal de salud y personal estratégico. Este grupo tiene que aplicarse la dosis de refuerzo a los 6 meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con periodicidad anual.
En cambio, las personas entre 6 meses y 49 años inclusive sin comorbilidades deben aplicarse una dosis de refuerzo a los doce meses desde la última dosis aplicada y continuar con periodicidad anual.
La protección contra el coronavirus no termina con solo vacunarse con refuerzos. También hay que tener en cuenta que se debe mantener la ventilación adecuada de los ambientes cerrados y lavarse frecuente y adecuadamente las manos con agua y jabón.
Se debe cubrir la boca y la nariz al toser o estornudar, lavarse las manos inmediatamente, y descartar los pañuelos de papel inmediatamente después de usarlos. Si una persona tiene COVID debe permanecer en su casa y evitar actividades laborales, educativas o la concurrencia a lugares públicos hasta que hayan transcurrido al menos 24 horas después de haber tenido fiebre.
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