Las fuerzas políticas iniciaron esta semana la cuenta regresiva para la definición de candidaturas. El sábado vencerá el plazo para inscribir las fórmulas y el clima de incertidumbre se agiganta en el oficialismo, mientras que Juntos por el Cambio negocia contra reloj los nombres de los precandidatos a vicepresidente.
Cada espacio se recuesta en sus círculos de confianza con la mira puesta no solo en el contrincante opositor, sino fundamentalmente en la pelea interna. Las dos principales coaliciones políticas dirimen quién se queda con el poder y las PASO terminarían recuperando la función para la que fueron diseñadas: definir el candidato que representará a cada fuerza en las elecciones generales.
Cristina y Máximo Kirchner viajaron a Santa Cruz y durante el fin de semana extralargo se espera que terminen de dar las puntadas finales al armado de las listas, que vienen negociando con Sergio Massa. En los últimos días, el tigrense se mostró rodeado de los principales referentes del Frente Renovador, dispuesto a dar pelea, ante el albertismo que, de la mano del sciolismo, no cede ante las presiones por un candidato único.
En la recta final de las definiciones, se intensifican las reuniones y las negociaciones y la rosca política está a la orden del día.
Si bien se especula con la posibilidad de que Axel Kicillof termine dando el salto a las elecciones nacionales -con Eduardo “Wado” de Pedro, que no termina de despegar en las encuestas-, el factor sorpresa pierde fuerza a medida que la fecha de cierre se acerca y se disipa su posible efecto. En sintonía, crece el desconcierto en el propio electorado que se supone cautivo.
La falta de definición marca el ritmo del oficialismo
La de este año es, sin lugar a duda, una elección marcada por la indefinición, en la que los nombres que conformarán las fórmulas presidenciales se conocerán al filo del vencimiento del plazo para la inscripción de candidaturas, pero también en la que la crítica situación económica marca el pulso de un peronismo que se muestra desconcertado.
El principal problema del oficialismo radica en la falta de acuerdo en la estrategia electoral, que terminó prolongando la definición de nombres y propició que se instalaran precandidaturas que no estaban en los planes del ala dura k.
Al frustrado operativo clamor para que Cristina Kirchner sea la precandidata presidencial se sumó la larga espera sobre una definición de Sergio Massa. El contexto fue aprovechado por el espacio cercano a Alberto Fernández, que le plantó internas a Unión por la Patria. Tanto la Vicepresidenta como el tigrense pretendían llegar a las PASO con candidato único.
Daniel Scioli, que en 2015 había liderado la coalición con el aval del kirchnerismo y todo el aparato del PJ, se lanzó nuevamente a la carrera presidencial, pero esta vez por carriles distintos.
Si bien en el ala dura k están convencidos de que Scioli no pone en peligro el triunfo de una fórmula que lleve el sello de Cristina Kirchner y Sergio Massa, les preocupa el efecto que pueda tener en el resultado general. Están convencidos de que llegar divididos a las PASO dejará en tercer o cuarto lugar al peronismo entre los precandidatos que se presenten en las primarias y creen que eso puede perjudicarlos en octubre.
La jugada en el albertismo es no ceder todo el poder, tras la renuncia de Alberto Fernández a ir por la reelección y están dispuestos a dejarlo claro, incluso en la disputa mano a mano por el acompañamiento de los gobernadores e intendentes justicialistas.
Por eso, las fuerzas políticas minoritarias que responden al Presidente salieron públicamente a acompañar la precandidatura de Scioli, y Victoria Tolosa Paz -que coquetea entre completar la fórmula presidencial o ir por la gobernación de la provincia de Buenos Aires- intensificó la campaña.
Juntos por el Cambio define los compañeros de fórmula
Tras decidir mantener la identidad de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich definen quiénes los acompañarán en las fórmulas. Si bien Gerardo Morales mantiene en pie su precandidatura, podría ir con el alcalde porteño si las negociaciones llegan a buen puerto. En tanto que crecen las dudas sobre la presentación de Facundo Manes y el rol que ocupará José Luis Espert, sumado a la alianza electoral.
El debate interno es si abrirán las fórmulas a otros espacios políticos -al estilo de Mauricio Macri con Miguel Ángel Pichetto en 2019, cuando intentó sumar al peronismo no k- o si buscarán un compañero pura cepa.
Rodríguez Larreta viene mostrándose dispuesto a abrir el juego; mantiene un diálogo fluido con el radicalismo, con la oferta a Morales, pero también con el peronismo no k, decidido a no cerrarle la puerta a Juan Schiaretti. Cerca de Bullrich y de Macri no descartan que ese sea el as bajo la manga que tiene guardado el jefe de Gobierno porteño.
Por su parte, Bulrrich -que endureció su discurso y se muestra más cercana a las ideas y propuestas del espacio libertario-, negocia con la UCR bonaerense la posible incorporación de Maximiliano Abad, tras el rechazo de Manes a ser su compañero de fórmula.