En el marco del juicio por el femicidio de Agustina Fernanda Nieto, que se desarrolla en la Sala VII, presidido por el juez Federico Diez, declararon ocho testigos en la causa seguida contra Joaquín Octavio Viñabal (25), alias “Gololo”.
La recepción de pruebas testimoniales continuó hoy con la comparecencia de la pareja de la víctima, tres policías y cuatro vecinos de la zona donde fue hallado el cuerpo de Agustina Nieto el 10 de noviembre de 2018.
La pareja de la víctima refirió que, al momento del hecho, llevaba alrededor de ocho meses saliendo con Agustina. Dijo que ambos se juntaban a tomar y a consumir pasta base en un sitio en barrio Norte Grande, conocido como “El tiradero”. Precisó que a veces estaban una semana sin consumir y después recaían.
El hombre señaló que vio por última vez a la joven el martes anterior al hecho. Dijo que ella estuvo en su casa esa tarde. Al día siguiente fue a buscarla a la casa de su hermana y le dijeron que Agustina no estaba.
El testigo contó que su pareja compraba la pasta base “en todos lados”. Dijo que desconocía de dónde sacaba el dinero. Sí sabía que ella trabajaba por la tarde limpiando una casa, en Norte Grande.
Aseguró que no conocía la casa derruida, en barrio San Benito, donde fue encontrado el cuerpo de la víctima.
Otra testigo refirió que en 2018 consumía sustancias estupefacientes y solía ir a comprarlas a San Benito. Sus proveedores eran integrantes del grupo “Los poseídos”. Señaló que días posteriores al homicidio, uno de esos sujetos le comentó que “Agustina le había reventado un canuto grande a un transa”. Ella preguntó quién era ese distribuidor pero no le dieron el nombre.
Ante la consulta de qué sería “un canuto grande”, la testigo respondió: “Es mucha droga”, sin poder precisar cuánta.
Uno de los efectivos de la División Homicidios que declaró hoy tuvo a su cargo la realización de entrevistas vecinales el día del hallazgo del cuerpo. Se averiguó que la víctima llevaba varios días en la calle, consumiendo alcohol y pasta base. Según la información reunida, Agustina era una joven que se acercaba a cualquier persona que le suministrara sustancias, sin noción del peligro. En ese preciso momento no estaba en situación de calle, pero sí con muchos problemas de adicción. Se encontraba “quebrada”, según la jerga de las personas que consumen.
La casa abandonada donde fue encontrada sin vida era punto de encuentro de un grupo denominado “Los poseídos”.
Otro efectivo de la División Homicidios declaró que al momento del hecho él se encontraba de franco, pero como es vecino de la zona donde ocurrió el hecho, un testigo de identidad reservada le comentó que un tal “Gololo” estaba involucrado. Él le transmitió esa información al oficial encargado de la investigación.
Durante la jornada también declaró un policía que intervino en la detención del dueño del terreno en San Benito donde fue encontrado el cuerpo de Agustina. El sujeto había sido señalado por una testigo en el lugar del hecho. La mujer (amiga de la víctima) había referido que un hombre “gordito, morrudito” las llamó a ella y a Agustina y las invitó a entrar a la casa derruida. Con él se encontraba el dueño de la propiedad, quien luego resultó sobreseído por inimputabilidad.
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