Las protestas en Perú, con movilizaciones y bloqueos, especialmente en la zona sur del país, obligaron a las autoridades a establecer el toque de queda en esa región, que se puso en marcha, a un mes de la destitución del expresidente Pedro Castillo, quien había intentado disolver el Congreso y luego fue encarcelado.
La medida entró en vigencia pocas horas después de que una multitud participara del cortejo fúnebre para despedir a las 18 víctimas que dejó el enfrentamiento entre manifestantes, que pretendían invadir el aeropuerto de Juliaca, y la policía.
En tanto, las autoridades estiman que alrededor de 100 mil personas estuvieron presentes, al grito de "Asesinos!!", en obvia referencia al gobierno de Dina Boluarte.
Tras la salida de Castillo su lugar lo ocupó su vicepresidenta, Boluarte, quien ahora quedó envuelta en una denuncia judicial, junto a otros funcionarios de alto rango, a quienes responsabilizan por la muerte de 45 manifestantes -incluidos los de Juliaca- desde que se iniciaron los incidentes en todo el territorio peruano.
La denuncia fue presentada por la legisladora Ruth Luque, quien hoy escribió en su cuenta de Twitter: "Disparos indiscriminados en mi región (Cusco), la gente grita desesperada pidiendo que no disparen. Un gobierno que a punta de fuego y balas pretende quedarse. Basta".
La zona de Puno, uno de los epicentros de las protestas contra la administración actual, estará bajo el toque de queda durante tres días, con el fin de hallar una tregua a las revueltas que se suceden desde hace un mes.
Allí, a unos 1.220 kilómetros de Lima, el lunes pasado unas dos mil personas intentaron invadir el aeropuerto de Juliaca, y en medio de los enfrentamientos con la policía hubo casi una veintena de civiles fallecidos.
Por su parte, Boluarte declaró duelo nacional laborable para este miércoles, en señal de respeto a las 45 víctimas mortales que se produjeron durante las protestas iniciadas tras la destitución de Castillo de la presidencia.
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