Lula pude ganar en primera vuelta en las elecciones presidenciales del próximo 2 de octubre en Brasil, un hecho inédito desde el regreso de la democracia en 1985. Varios datos que surgen de las encuestas alientan esa posibilidad. Lula sigue al frente y su imagen no cae. Por el contrario, el presidente Jair Bolsonaro está estancado: tiene una mala imagen, de casi el 50%, y solo el 28% positiva. Además, el 71% de los votantes dice haber decidido ya el nombre de su candidato. Con estos valores, es fácil suponer que Lula es el elegido.
Una encuesta de Datafolha publicada este viernes muestra que el 71% de los votantes dicen que están completamente decididos en el voto para presidente, mientras que el 28% dice que aún puede cambiar.
Según la encuesta, Lula, candidato del Partido de los Trabajadores, y el presidente Jair Bolsonaro polarizan la elección y los demás candidatos no llegan ni al 5% de intención de voto. Pero la enorme diferencia está en que Lula mantiene una cómoda ventaja, ahora de 18 puntos, en todos los sondeos.
Por su parte, Bolsonaro no puede achicar ese número por dos elementos que se potencian: su imagen positiva sigue baja, en el 28%, y el nivel de rechazo es del 48%. Así, no tiene chances de ganarle al candidato de izquierda. El actual mandatario tiene que concentrarse en estos 64 días que restan para las elecciones en asegurarse un lugar en el balotaje.
Nunca ocurrió desde que Brasil recuperó la democracia en 1985. Pero esta vez, Lula está muy cerca. El sondeo de Datafolha establece que para la primera vuelta, Lula tiene el 47% de la intención de voto y Bolsonaro, el 29%. Está a solo 3% más un voto de lograr lo que se requiere para ganar en primera vuelta. No está lejos y tiene tiempo de ganar más adeptos que rechazan la figura del actual mandatario.
El relevamiento de Datafolha publicado este viernes muestra que el 71% de los votantes dice que está completamente decidido en el voto para presidente, mientras que el 28% admite que aún puede cambiar.
Pero todo parece indicar que los votantes más convencidos son los que pretenden votar por el expresidente Lula, candidato del PT.
Bolsonaro depende de una campaña exitosa o un error grosero de Lula para convencer a ese 28% de indecisos y acercarse en las encuestas para ir a una segunda vuelta. Sin embargo, sus acciones de gobierno no parecen ser de gran utilidad como argumento de peso para cambiar su imagen y posibilidades.
De todas maneras, todo es cuesta arriba para el actual mandatario: los sondeos para una segunda vuelta (el 30 de octubre) también le dan una victoria contundente al líder del PT, que triunfaría con el 55% de los votos.
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