Noruega rindió un emotivo homenaje a las víctimas del sangriento tiroteo ocurrido la madrugada del sábado en el exterior de tres bares del centro de Oslo, la capital, que dejó dos muertos y 21 heridos y obligó a cancelar la marcha del orgullo Lgtbiq+.
"Las balas no pueden matar al amor", declaró el jefe de la Iglesia protestante noruega, Olav Fykse Tveit, durante una ceremonia en honor a los fallecidos ofrecida en la catedral de Oslo.
El altar de la iglesia fue decorado con los colores del arco iris y flores, y de la misa participó la princesa heredera Mette-Marit, aunque sin su esposo el príncipe Haakon, enfermo de coronavirus.
"Oslo está de luto y todo el país está conmocionado por el ataque, que ha golpeado especialmente a los homosexuales que se habían reunido para celebrar el Orgullo", había manifestado el sábado la Iglesia en un comunicado.
El atacante fue detenido, y la Policía y los servicios de inteligencia abrieron una investigación por un "acto terrorista islamista". Sin embargo, aún se desconoce si el ataque fue por razones ideológicas, religiosas o si se trata de un crimen de odio contra la comunidad homosexual o el acto de un desequilibrado. Diez de los heridos sufrieron lesiones graves.
Un responsable de la policía de Oslo, Borge Enoksen, subrayó en conferencia de prensa que "puede ser una combinación" de motivos, pero que "es demasiado pronto para sacar conclusiones", informó la agencia de noticias AFP.
El presunto autor del tiroteo es un noruego de origen iraní de 42 años, conocido por los servicios de inteligencia interior, también encargados de antiterrorismo, e identificado por los medios locales como Zaniar Matapour.
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