El primer ministro italiano, Mario Draghi, avanza en un plan para desbloquear la venta de granos de parte de Ucrania en medio de la invasión rusa, que ayer cumplió 100 días, como forma de evitar una crisis alimentaria global sobre la que ya advierte las Naciones Unidas y para el que ya consiguió los apoyos del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del papa Francisco.
"Está en juego la vida de millones de personas", planteó esta semana el premier italiano tras explicar la conversación telefónica que tuvo con el presidente ruso Vladimir Putin, en la que le propuso una vía de salida para destrabar las exportaciones de granos ucranianas.
El plan de Draghi empezó a tomar forma a mediados de mayo con la visita a Biden en Washington, cosechó en el medio apoyos del pontífice y se terminó de moldear en conversaciones telefónicas que el primer ministro tuvo con los presidentes de Rusia y de Ucrania, Volodimir Zelenski. La semana próxima, de acuerdo a la hoja de ruta de Roma, se podría sumar el apoyo público del francés Emmanuel Macron.
Según el diario La Repubblica, el plan que impulsa Draghi y que ya tuvo el aval de Biden busca que Ucrania retire todas las minas defensivas desplegadas en las costas de sus puertos y que Rusia se comprometa a no aprovechar la situación de apertura y transporte de alimentos para realizar ataques.
El plan, en especial, busca proteger a la región de Odesa de un desembarco masivo de tropas rusas durante la ventana de flexibilización de medidas para el transporte de granos.
Según Ucrania, de todos modos, la mayor presencia de minas marítimas es culpa de Rusia, que buscaría generar adrede la crisis alimentaria para desestabilizar políticamente a Occidente.
Draghi, expresidente del Banco Central europeo, designado por el Papa miembro ordinario de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales en 2020, y a cargo de un Gobierno de amplia coalición desde febrero de 2021, aparece como uno de los pocos líderes del Viejo Continente con el peso específico como para encabezar un plan a varias bandas que ayude a desbloquear las exportaciones ucranianas de grano frenadas por la guerra y que pueden tener profundas consecuencias para Occidente.
En medio del avance de las tratativas, el propio Francisco salió públicamente a respaldar el plan de Draghi y reclamó esta semana que los granos ucranianos "no se usen como arma de guerra" y pidió la liberalización de las exportaciones. La palabra del Papa fue leída en Italia y en Vaticano como un aval directo a las negociaciones del premier.
El marco del plan del premier es que el bloqueo de los granos ucranianos no actúa ya solo como una presión al alza a los precios de las materias primas de todo el mundo, como demuestran los índices de inflación de las principales economías, sino que además amenaza con generar movimientos migratorios masivos desde África hacia Europa.
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