En la historia moderna de los Estados Unidos, solo Donald Trump fue capaz de sobreponerse a una derrota presidencial y volver al primer plano cuatro años después con un triunfo aplastante en las elecciones que lo devolvieron a la Casa Blanca. A su favor tenía una primera presidencia a cuestas. Pero generalmente la figura del candidato perdedor se va diluyendo en las esferas de poder de la política estadounidense. Lo testimonian nombres como Hillary Clinton, Mitt Romney, John McCain, John Kerry o Al Gore solo en lo que va de este siglo.
El futuro de Kamala Harris es hoy una incógnita. Estados Unidos no perdona una derrota presidencial, salvo que su apellido sea Trump. Es a todo o nada. No es lo mismo que en América Latina, donde dirigentes como Luiz Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador acumularon varias derrotas encima hasta asumir los gobiernos de Brasil y México. El que pierde no suele tener una segunda oportunidad en la política estadounidense.
La derrotada candidata deberá buscar ahora su lugar en el proceso de transición que deberá comenzar el Partido Demócrata tras el contundente revés en las urnas. La pregunta entonces es cuáles son los dirigentes que lograron surfear la ola republicana y se colocaron en carrera para liderar o al menos ser referentes de peso en la futura oposición al magnate neoyorquino.
“Es muy pronto para hablar de relevos y en tanto no se sepa si la Cámara de Representantes quedó en manos de los demócratas o los republicanos, es prematuro adelantar conclusiones”, dijo a TN el analista político estadounidense Javier Maza. La composición final de la cámara baja del Congreso estadounidense se definía a estas horas en California, donde el recuento de votos es muy lento. En el Senado los republicanos ya se aseguraron la mayoría.
Quiénes son los dirigentes que asoman en el Partido Demócrata tras las elecciones
Los demócratas aún se están quitando el polvo de la inesperada derrota, por lo contundente, contra Trump.
En ese escenario, que incluyó un interminable silencio de Harris que duró dos días hasta que recién este jueves reconoció su derrota, hay dirigentes de peso en el partido dispuestos a tomar la iniciativa.
Uno de ellos es el gobernador de California, Gavin Newsom, cuyo nombre sonó fuerte para reemplazar a Joe Biden tras su renuncia a la candidatura presidencial en julio. Finalmente, la actual vicepresidenta fue la “elegida”.
A los 57 años, Newsom picó en punta para liderar la futura oposición demócrata. ¿Qué hizo? Convocó de urgencia a una sesión especial para “salvaguardar los valores y los derechos fundamentales de California ante la llegada de Trump” al gobierno el 20 de enero próximo. Quiere colocarse en la primera línea de fuego en la segunda presidencia del magnate republicano.
Su objetivo es aumentar la financiación del Departamento de Justicia del estado y de los departamentos ejecutivos para presentar impugnaciones legales contra cualquier acción de gobierno de Trump que considere dañinas, o tomar medidas para mitigar el efecto de sus futuras decisiones. El gobernador ya tiene la mente puesta en las elecciones de 2028.
Pero Newsom no está solo en esta sucesión partidaria. Hay otros dirigentes con ambiciones de liderazgo. Entre ellos están:
Josh Shapiro. El gobernador de Pensilvania sigue siendo un nombre de peso dentro del partido, a pesar de que nada pudo hacer para frenar el triunfo de Trump en su estado, uno de los siete distritos clave que definieron la elección. De 51 años y elegido en el cargo en 2022, es considerado un moderado dentro de la esfera ideológica demócrata. Se lo conoce en especial por su labor como Fiscal General cuando generó un informe sobre el abuso sexual infantil en las diócesis católicas de Pensilvania. La investigación se extendió a todo el país. Habrá que ver ahora si la derrota de Harris en el distrito lo aleja del liderazgo del partido.
Gretchen Whitmer. La gobernadora de Michigan tiene el mismo problema que Shapiro. Trump venció también en su estado, otro de los distritos considerados clave de esta elección. Su nombre sonó fuerte para acompañar a Harris en la fórmula presidencial, aunque el lugar fue ocupado finalmente por Tim Walz. A Whitmer se la considera una gobernadora exitosa y popular. A los 52 años, era hasta el martes una estrella en ascenso dentro del partido. Hace unos años fue objeto de un plan de secuestro y asesinato orquestado por un grupo de ultraderecha. La incógnita será saber cuánto lo afectará la victoria de Trump en su distrito.
Rubén Gallego. Es quizás una de las caras nuevas y más frescas del partido. Nacido en Chicago e hijo de padre mexicano y madre colombiana, acaba de ganar una senaduría en el difícil estado de Arizona. Este exmilitar de la Marina que fue soldado de infantería en Irak ha sido miembro de la Cámara de Representantes desde 2015. Es hoy la figura latina en ascenso dentro del partido.
Hakeem Jeffries. El legislador afroamericano es hoy el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes. Tiene 54 años. Tras conocerse la derrota en las elecciones, llamó a prepararse para ser oposición: “Estoy orgulloso de que el Partido Demócrata no crea en la negación electoral. Nuestra democracia es preciosa e implica aumentar la confianza pública en nuestro sistema de elecciones libres y justas, no socavarla. No podemos amar a Estados Unidos solo cuando ganamos. El pueblo estadounidense ha hablado. Felicito al presidente electo Donald J. Trump”, escribió.
Otros nombres de menor peso son los de Chuck Schumer, líder de la Mayoría del Senado, aunque sus 71 años lo alejan de los aires de renovación; la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, de 35 años e inclinada hacia el ala izquierda del partido, o el propio Tim Walz, el actual gobernador de Minnesota de 60 años y que fue compañero de fórmula de Harris.