Más de 200 años después de su independencia, México tiene a su primera presidenta. En un país considerado uno de los más machistas de la región, la asunción de Claudia Sheinbaum representa un momento histórico. De formación científica, la nueva mandataria juró el cargo en reemplazo de Andrés Manuel López Obrador, que dejó el poder con una popularidad del 68% tras seis años de gobierno, según un sondeo del diario local El Financiero. Si bien representa una continuidad de la gestión de AMLO, como es llamado el presidente saliente por las siglas de su nombre, Sheinbaum buscará darle una impronta personal que rompa con el estilo personalista de su mentor y fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que controla no solo ambas cámaras del Parlamento, sino también 25 de los 32 estados (provincias) del país. “El poder casi hegemónico que ostenta Morena, tanto a nivel legislativo como en el control político a nivel nacional, nos pone ante una situación muy próxima a la hegemonía política que vivió el país con los distintos regímenes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó en forma ininterrumpida durante 71 años” (entre 1929 y 2000), dijo a TN el analista político mexicano Arturo Rodríguez.
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