El gobierno laborista de Keir Starmer intentaba convencer de su capacidad para frenar las violentas manifestaciones alentadas por la extrema derecha, durante la quinta jornada de los peores disturbios de los últimos 13 años en Inglaterra. Las protestas comenzaron después de que se propagaran rumores en las redes sociales, difundidos por influencers de extrema derecha, sobre la nacionalidad y religión del presunto agresor que mató a tres niñas el lunes en la ciudad de Southport, en el noroeste del país. “Les aseguro que se arrepentirán de haber participado en este desorden”, declaró el primer ministro en una breve rueda de prensa en Londres. Starmer añadió que su gobierno hará “todo lo necesario para llevar a estos matones ante la justicia”.
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