La guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza cumplió 200 días, en medio de un contexto de máxima tensión y ante el peligro siempre latente de una regionalización del conflicto bajo amenaza de Irán. La simbólica fecha se cumple sin pistas claras de una desescalada ni señales que permitan vislumbrar la liberación del más de centenar de secuestrados que siguen en poder del grupo islámico desde el 7 de octubre tras el brutal ataque al sur de Israel, que dejó unos 1200 muertos. Ocho de los rehenes son argentinos, entre ellos Kfir y Ariel Bibas Silberman, de 1 y 4 años, cautivos junto a su madre, Shiri. Desde entonces, la guerra causó más de 34.000 muertos en el enclave palestino, en su gran mayoría civiles, según datos del ministerio de Salud gazatí. Ahora, con las negociaciones frenadas bajo mediación de Qatar y Egipto, Israel insiste en que su próximo objetivo será atacar Rafah, en el sur del territorio palestino, en la frontera con Egipto. Allí se agrupan hoy cientos de miles de personas llegados desde toda la Franja, bajo condiciones dramáticas. Los casi 2,4 millones de habitantes de Gaza están en riesgo de hambruna, según la ONU, que exige la llegada de más ayuda humanitaria.
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