Nicolás Maduro está más aislado que nunca, pero paradójicamente más cerca de su reelección por otros 6 años en el poder absoluto de Venezuela. En una maniobra cuestionada hasta por sus más férreos aliados en la región, como los presidentes Luiz Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia), el Consejo Nacional Electoral, que la oposición define como afín al gobierno, impidió la inscripción de la candidatura presidencial de la historiadora Corina Yoris por la principal alianza opositora. Ahora, con el camino allanado, Maduro buscará una nueva reelección en las elecciones del 28 de julio próximo en las que enfrentará a otros 13 rivales, todos hombres y muchos de ellos considerados “alacranes” (colaboracionistas) cuyo fin es dividir el voto opositor y dibujar una imagen democrática al proceso electoral, según denuncian disidentes. “Lo que advertimos durante muchos meses terminó ocurriendo: el régimen escogió a sus candidatos”, dijo la líder opositora María Corina Machado, ganadora de las primarias abiertas de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) celebradas en octubre pasado, pero cuya candidatura fue rechazada tras ser inhabilitada hasta 2036. En su reemplazo, la principal alianza opositora intentó sin éxito registrar la postulación de la historiadora Corina Yoris. “El régimen se quitó la careta y se puso en evidencia con sus cómplices para cerrar esta vía electoral”, alertó Machado. Poco después, este mismo martes, la PUD logró registrar la candidatura de Edmundo González Urrutia, exembajador de Venezuela en Argentina y Argelia. Lo hizo, según afirmó la coalición, “de manera provisional” ante la “clara imposibilidad” de postular a Yoris y para mantenerse “dentro de la ruta electoral”.
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