La asunción del socialdemócrata Bernardo Arévalo como presidente de Guatemala estaba este domingo en una zona de incertidumbre, en una inédita jornada para la accidentada democracia del país, porque la demora en la instalación de la nueva composición del Congreso atrasó el informe final del saliente mandatario, Alejandro Giammattei, y en consecuencia la jura del jefe del Estado electo. Lo que debía ser una sucesión de actos protocolares se rompió por desinteligencias en el parlamento en torno a si los diputados electos estaban en condiciones legales de asumir y, atado a eso, a la designación de autoridades, mientras todos los controles aparecían desbordados por manifestantes y las delegaciones extranjeras llegadas para la ceremonia aguardaban sorprendidas en hoteles. El acto de asunción aparecía ya demorado cuando el Congreso interrumpió la llamada sesión solemne y la comisión que debía revisar la documentación de los diputados electos atrasaba su labor, en medio de quejas y protestas de los futuros legisladores. Para peor, la Corte Constitucional negó el amparo provisional que había pedido el Movimiento Semilla -el partido de Arévalo- para que le permitiera constituirse como bancada pese a tener la personería jurídica suspendida, por lo que sus legisladores debían asumir como independientes. Esa imposibilidad de constituirse como bloque impedía a Semilla a aspirar a cargos en la mesa directiva del nuevo cuerpo legislativo.
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