El gobierno de Brasil puso en marcha la nueva normativa que le pone un tope a los intereses y punitorios de las tarjetas de crédito, en el marco de la política de presidente Luiz Inácio Lula da Silva para reducir el endeudamiento de las familias. En 2023, los intereses por morosidad en las tarjetas de crédito de Brasil, principal economía de América Latina, ascendían al 461% anual. La medida se inscribe en el programa "Desenrola" ("Desatando") que permitió a más a 11 millones de personas renegociar en hasta 95% pequeñas deudas con las entidades bancarias, una de las principales promesas de campaña de Lula para la clase baja y la clase media. "La medida es un paso significativo para corregir las distorsiones en el sistema bancario brasileño, donde muchas personas terminan con deudas hasta diez veces superiores al monto original debido a los altos intereses acumulados", dice un comunicado del ministro de Hacienda, Fernando Haddad. La decisión había sido tomada por el Consejo Monetario Nacional, integrado por el Banco Central y los ministerios de Hacienda y Planificación.
Según la entidad de evaluación de crédito Serasa Experian, 71 millones de brasileños estaban con morosidad en algún tipo de compromiso económico durante 2023.
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