La variante Ómicron, que desde hace semanas predomina en el mundo, ha demostrado ser -hasta el momento- la mutación menos nociva del coronavirus. Un factor que abrió el debate sobre si se puede tratar a la enfermedad como una gripe, mientras varios países ya comenzaron a liberar ciertas restricciones características de la pandemia.
El aislamiento fue la primera medida en ser analizada por las autoridades sanitarias. Y en este marco, hospitales de Estados Unidos tomaron una decisión extraordinaria: permitir que el personal de salud continúe trabajando a pesar de estar contagiado de covid-19.
La nueva normativa, que marca un antes y un después en el manejo del virus, la empezaron a implementar los centros de salud de diferentes estados debido al alza de casos en los últimos días.
El pico de contagios causado por Ómicron afectó al sistema sanitario, no sólo por el aumento de pacientes por atender, sino porque la mayoría de los médicos y enfermeros también contrajeron la enfermedad. Un hecho que generó una considerable reducción del personal.
En este sentido, las autoridades de salud de California especificaron el fin de semana que trabajadores de hospitales que den positivo, pero esté asintomáticos, puede seguir prestando servicios.
Algunos hospitales de Rhode Island y Arizona han informado igualmente a los empleados que pueden seguir en el trabajo si no presentan síntomas o si sólo los tienen leves.
El mes pasado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) indicaron que los trabajadores de salud que no presenten síntomas podían volver al trabajo después de siete días tras realizarse un test negativo, pero que el periodo de cuarentena podía reducirse aún más si hay escasez de personal.
La misma decisión tomaron en Francia la semana pasada, cuando comunicaron a los trabajadores de salud que deberían continuar atendiendo pacientes a pesar de estar enfermos.
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