Rusia anunció que realizó con éxito el lanzamiento de prueba desde de un submarino nuclear de un misil balístico intercontinental capaz de transportar ojivas nucleares, poco después de haber abandonado un tratado de prohibición de ensayos atómicos.
"El nuevo submarino nuclear estratégico Emperador Alejandro III disparó con éxito el misil balístico intercontinental Bulava" desde el Mar Blanco, informó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
El misil alcanzó su objetivo, situado en un campo de pruebas en la península de Kamchatka, en el Extremo Oriente ruso, "a la hora prevista", añadió la nota, informó la agencia de noticias AFP.
Con un alcance de 8.000 kilómetros y una longitud de 12 metros, el Bulava (SS-NX-30 en la clasificación de la OTAN) puede equiparse con diez cabezas nucleares.
El submarino Emperador Alejandro III, de clase Borei, está equipado con 16 misiles Bulava, según el Ejército ruso.
El lanzamiento del misil Bulava, el primero en aproximadamente un año, se produce poco después de que Rusia revocara su ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE).
Desde el inicio del conflicto en Ucrania el 24 de febrero de 2022, funcionarios rusos amenazaron en varias ocasiones con utilizar el arma nuclear, aunque en otras el presidente Vladimir Putin mostró cautela al respecto.
Moscú desplegó armas nucleares tácticas en Bielorrusia, su aliado más cercano, en el verano de 2023.
La semana pasada, Putin promulgó una ley que revoca la ratificación por Rusia del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, en un contexto de conflicto en Ucrania y crisis con Occidente.
El tratado de 1996 prohíbe todos los ensayos con armas nucleares.
Aunque nunca entró en vigor, porque algunos países clave -entre ellos Estados Unidos y China- nunca lo ratificaron, fue ratificado por 178 países, incluidas las potencias nucleares, Francia y Reino Unido y al día de hoy, tiene un valor simbólico.
Putin había dicho a inicios de octubre que su país podría revocar la ratificación del TPCE en respuesta a que Estados Unidos nunca lo ratificó.
Los defensores del acuerdo afirman que establece una norma internacional contra los ensayos con armas nucleares, pero sus detractores afirman que el potencial del acuerdo sigue sin materializarse sin las ratificaciones de las principales potencias nucleares.