Un sospechoso muerto y otros seis arrestados en el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio son colombianos, informó el jueves la policía ecuatoriana, al tiempo que el Gobierno indicó que estaba en busca de los "autores intelectuales" del asesinato.
El crimen, que ocurrió a menos de dos semanas para las elecciones, ha conmocionado al país sudamericano y a la región, y llevó a algunos candidatos rivales a suspender la campaña. La grave situación de violencia ha vuelto a ocupar el debate público en Ecuador.
Nueve personas, incluido un candidato a la legislatura y dos policías, resultaron heridas, consignó la fiscalía general.
El sospechoso, que murió a causa de las heridas sufridas en un tiroteo, había sido arrestado previamente por cargos relacionados con armas, dijo el jueves el Gobierno, en tanto que los colombianos detenidos pertenecen a grupos del crimen organizado.
"La Policía Nacional de Ecuador ya tiene las primeras capturas de los presuntos autores materiales de ese execrable hecho y empleará toda su capacidad operativa e investigativa a fin de poder esclarecer el móvil de este crimen y los autores intelectuales", señaló el ministro del Interior, Juan Zapata.
La participación de ciudadanos de Colombia en el asesinato recuerda el asesinato en 2021 del presidente de Haití, Joven el Moise, asesinado en su casa por un grupo que incluía a 26 colombianos y dos haitiano-estadounidenses.
El presidente Guillermo Lasso afirmó que el crimen fue claramente un intento de sabotear las elecciones, pero que la votación se llevaría a cabo según lo planeado el 20 de agosto, aunque en medio de un estado de emergencia nacional con la fuerza pública movilizada para garantizar la seguridad.
Lasso, que declaró tres días de luto, dijo el jueves que pidió ayuda en la pesquisa a la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) y que una delegación llegaría al país en las próximas horas. El FBI confirmó su colaboración. La violencia en Ecuador aumentó en los últimos años, especialmente en ciudades a lo largo de las rutas del narcotráfico como Guayaquil y Esmeraldas, donde los ciudadanos dicen vivir con miedo. Varios países latinoamericanos han visto problemas similares desde la pandemia de coronavirus.
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