El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que evalúa autorizar el envío a Ucrania de misiles de mayor alcance Atacms, que Kiev solicita para reforzar su contraofensiva contra Rusia.
Preguntado sobre si contempla la posibilidad de mandar ese armamento, Biden contestó de forma afirmativa.
“Pero ellos ya tienen ahora el equivalente de los (misiles tácticos) Atacms. Lo que más necesitamos son proyectiles de artillería, y escasean. Estamos trabajando en eso”, añadió antes de embarcar en el avión presidencial Air Force One camino de Finlandia desde Lituania, donde participó en la cumbre de la OTAN.
Biden consideró que el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, está de todas formas “muy satisfecho” con el apoyo a su país frente a la agresión rusa.
La OTAN no definió un calendario específico para la integración de Ucrania en la Alianza Atlántica, pero Biden y los otros líderes del G7 firmaron una declaración en la que se comprometieron a garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo.
El presidente estadounidense señaló a la prensa que no cree que el eventual ingreso de Ucrania se produzca antes de que acabe la guerra, iniciada en febrero de 2022.
Zelensky había dicho este miércoles que tenía intención de pedir a Biden el envío a Ucrania de los misiles de mayor alcance durante la reunión que mantuvieron ambos en los márgenes de la cumbre de la OTAN en Vilna.
En esa misma cumbre, que se clausuró hoy, Francia había anunciado precisamente el envío de misiles de largo alcance SCALP.
Los Atacms tienen un alcance de unos 300 kilómetros, más que los misiles franceses y los Storm Shadow ingleses, que también son de largo alcance y el Reino Unido autorizó en mayo. Estados Unidos ya había enviado a Ucrania cohetes Himars, pero el alcance de estos ronda los 80 kilómetros.
La semana pasada, EEUU confirmó que enviará bombas de racimo a Ucrania pese a las críticas de Alemania y de organizaciones como Human Rights Watch (HWR), a quienes les preocupa el impacto de ese armamento sobre la población civil.
Las bombas de racimo consisten en un contenedor que se abre en el aire y dispersa una gran cantidad de submuniciones explosivas o “bombetas” sobre un área amplia, que puede llegar a ser de un radio de entre 200 y 400 metros.
El problema es que algunas de esas “bombetas” no llegan a explotar al hacer contacto con el suelo y quedan enterradas, de manera que pueden detonar pasados los años cuando un civil pasa por la zona.
Preguntado sobre esas preocupaciones, Sullivan dijo que las bombas que EEUU entregará a Ucrania tienen un tasa de no explosión -las que fallan y quedan enterradas- inferior al 2,5 por ciento.
En contraste, las bombas de racimo que supuestamente ha usado Rusia tienen una tasa de no explosión de entre el 30 y el 40 por ciento.
Más de 100 países, entre ellos miembros de la OTAN como Francia y Alemania, se oponen al uso de bombas de racimo y han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor en 2010 y del que no forman parte ni Ucrania, ni Rusia, ni Estados Unidos.
Alemania, que fue uno de los primeros países en ratificar la Convención, expresó este viernes su desacuerdo con la decisión de EEUU.
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