El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dijo que el jefe del grupo de la milicia Wagner todavía estaba en Rusia con miles de combatientes, pero descartó las especulaciones de que el mandatario Vladimir Putin mandaría a matar a Yevgeny Prigozhin.
Lukashenko ayudó a negociar un acuerdo para poner fin a una rebelión el mes pasado, el desafío más grave para Putin en sus 23 años en el poder, según el cual se suponía que Prigozhin retiraría a sus mercenarios y se mudaría a Bielorrusia a cambio de que el presidente ruso retirara los cargos.
Pero en comentarios que generaron dudas sobre el acuerdo, Lukashenko señaló que Prigozhin y sus combatientes todavía estaban en Rusia y que era posible que no se mudaran a Bielorrusia.
Sin embargo, Lukashenko sostuvo que se había cumplido con el acuerdo y que mantuvo su oferta de recibir a Wagner -una perspectiva que ha alarmado a los países vecinos de la OTAN- y que hablaría con Putin en breve.
"(La historia completa) no está en el territorio de Bielorrusia", dijo Lukashenko a periodistas en palacio de gobierno en Minsk. "Está en Petersburgo (...) tal vez fue a Moscú esta mañana".
Presuntamente, los servicios de seguridad rusos lo estaban vigilando de cerca, agregó Lukashenko.
Cuando se le preguntó acerca de los comentarios anteriores que sugerían que Putin quería "aniquilar" a Prigozhin cuando se llevaba a cabo el intento de levantamiento, Lukashenko dijo que algunos en el Kremlin querían que así fuera, pero que cualquier acción de este tipo habría desatado una guerra civil.
"Si piensan que Putin es tan malicioso y vengativo que lo ´eliminará´ mañana, para decirlo en ruso, no, esto no sucederá", dijo Lukashenko.
"Los combatientes del grupo Wagner están en sus campamentos, sus campamentos permanentes, esos donde han estado ubicados desde que salieron del frente", sostuvo.
El campamento principal de Wagner está en el sur de Rusia, en Molkino, cerca de Krasnodar.
Prigozhin había dicho que su levantamiento no tenía como objetivo derrocar a Putin sino ajustar cuentas con el ministro de Defensa, Sergei
Shoigu, y el jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov. No respondió a una solicitud de comentarios.
El líder bielorruso, de 68 años, descartó una pregunta sobre si Putin se había visto debilitado por la crisis, pero dijo que no quería hablar sobre los motivos de la rebelión.
Lukashenko indicó que la situación había sido tan grave en su momento que las fuerzas especiales bielorrusas estaban dispuestas a volar para ayudar a defender Moscú.
"Nosotros, Putin y Lukashenko, permitimos que la situación se saliera de control, pensamos que todo se resolvería solo, pero no fue así", expresó.
Añadió que le había dicho a Prigozhin, usando el diminutivo de su primer nombre, Zhenya, que "Putin y yo defenderemos Moscú".
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