No tiene mucho carisma ni es una figura muy popular. Su difícil relación con la fallecida princesa Diana, uno de los rostros más humanos de la realeza británica, hizo que muchos de sus súbditos lo miraran de reojo. Tampoco ayudó su relación extramatrimonial con la actual reina consorte Camila. Hoy, a los 74 años, al rey Carlos III ni siquiera lo ayuda el contexto económico y social de su país.
Carlos Felipe Arturo Jorge de Windsor fue coronado en medio de una crisis que golpea fuerte al Reino Unido. Si bien existe un enorme entusiasmo entre los sectores favorables a la monarquía y a la tradición por este evento real, hay también una gran indiferencia en los grupos sociales más golpeados por una realidad que hace mucho tiempo no vivía el Reino Unido.
“Siempre hay gente que tiene entusiasmo por la monarquía y en este caso por la coronación y el rey, pero en general hay bastante apatía en ciertos sectores sociales” afectados por la crisis, dijo la profesora de historia latinoamericana de la Universidad de Kent Natalia Sobrevilla.
Carlos III, un rey que carece de la popularidad de su madre, la reina Isabel
La coronación se realizó con un país en ebullición. La inflación, el aumento de la energía, el Brexit y la crisis política del último año dejaron su marca en la sociedad.
Con un alza que no se veía desde hace mucho tiempo, la tasa de variación inflacionaria anual en marzo de 2023 fue del 10,1%. Se trata de una cifra mínima para los estándares argentinos, pero que golpeó mucho a los británicos.
Un informe reciente de la BBC vaticinó una contracción del PBI del 0,6% para este año. La falta de trabajadores extranjeros en el campo y el sector del transporte a causa del Brexit, así como elevados costos de la energía por la guerra en Ucrania, provocaron en las últimas semanas una inédita escasez de frutas y verduras en supermercados de las grandes ciudades, en especial en Londres.
Este combo de inflación, tarifas carísimas y crisis política, que se cargaron a los gobiernos de Boris Johnson y Liz Truss en pocos meses, sumió al país en una ola de inusuales protestas por alza de salarios. Las huelgas sindicales afectaron al correo, los trenes, la guardia costera, los controles migratorios, los hospitales y hasta la administración pública. El 15 de marzo decenas de miles de trabajadores paralizaron sus actividades en reclamo de un alza salarial.
El premier Rishi Sunak, a casi seis meses de su asunción, intenta despertar a la economía británica del letargo. Según fuentes oficiales, existen vacantes de un millón de puestos de trabajo, pero hay siete millones de adultos en edad de trabajar que están en sus casas.
En ese marco, más de un millón de paquetes de ayuda alimentaria fueron distribuidos a niños en el Reino Unido en el último año, informó la organización benéfica Trussell Trust, que gestiona una amplia red de bancos de alimentos en el país. En total repartió casi tres millones de paquetes de alimentos. Una tercera parte fue destinada a niños. Se trata de un aumento del 36% en un año.
“Las nuevas cifras son extremadamente preocupantes y muestran que un número creciente de personas no tiene otra salida que recurrir a organizaciones caritativas. Eso no es justo”, dijo Emma Revie, directora general de la organización, en un comunicado.
Para Sobrevilla, “estamos en un momento económico difícil, con un gobierno conservador muy desgastado y con un hartazgo generalizado. El alza del costo de vida es muy alto. Esto no se había visto en muchísimo tiempo. Hay bastante desazón y continuas movilizaciones sociales”, expuso.