Titanic, la película dirigida por James Cameron y estrenada en 1997, se convirtió en una de las producciones más ambiciosas y complejas en la historia del cine. Inspirada en el trágico hundimiento del transatlántico en 1912, la película combinó un nivel de detalle histórico impresionante con tecnologías de vanguardia para su tiempo. La realización de esta obra requirió años de preparación y un rodaje de varios meses, que desafió tanto a su elenco como a su equipo técnico. El presupuesto inicial de la película era de aproximadamente 100 millones de dólares, pero eventualmente escaló a 200 millones, convirtiéndola en la más cara de su época. Este costo astronómico se debió, en gran parte, a la magnitud de los decorados, los efectos especiales y el uso pionero de imágenes generadas por computadora (CGI) para recrear el hundimiento. Además, se contrataron historiadores y expertos marítimos para garantizar que cada detalle, desde la vajilla hasta los uniformes de la tripulación, fuera históricamente preciso.
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