Ella cayó al mar desde un ferry: pudo ser un intento de suicidio o tal vez alguien la empujó. La Guardia Costera la rescató a tiempo y milagrosamente se recuperó. Sophie Ellis (Gugu Mbatha-Raw) despierta del coma para descubrir que perdió la memoria. Está casada con un financista, vive en una casa lujosa, pero no tiene idea de quién es ella, de dónde viene y, sobre todo, no recuerda si saltó del barco o la empujaron. Los primeros episodios de la serie Surface (Apariencias) se ocupan de transmitir la desesperación de vivir con una historia vacía, sin recuerdo alguno y sin imaginar por qué habrá querido suicidarse o por qué alguien habría querido asesinarla. A medida que avanzan los episodios el espectador comienza a conjeturar su propia teoría y momento a momento considera sospechosos al marido, al amigo del marido, a la psicoterapeuta, y a un misterioso sujeto que la sigue dondequiera que ella vaya. Todos ellos parecen desanimar todo intento de Sophie de recuperar algún recuerdo del pasado, todos le aclaran constantemente que quieren “protegerla”. Son ocho episodios que aportan a la historia diferentes versiones de todos los involucrados; cada giro argumental proporciona un sospechoso diferente y es difícil simpatizar con éste o aquél contra las nuevas evidencias. James (Oliver Jackson-Cohen) el marido de Sophie, se encuentra angustiado por un delito financiero que parece señalarlo como culpable. Avanzada la serie un nuevo giro pone de cabeza todo lo que se sugirió hasta ahora, cambian las personalidades, se revelan los secretos. Queda sobrevolando una pregunta: ¿Puede una persona sin memoria alguna construir una personalidad diferente a la anterior?
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