Decenas de expertos confluyen por estos días en Melbourne para participar de "Swiftposium", un foro académico internacional organizado por la universidad de esa ciudad australiana para intentar explicar, a través de 400 ponencias de una docena de disciplinas, cómo la cantante estadounidense Taylor Swift se convirtió no sólo en un ícono musical sino en un fenómeno cultural y económico del siglo XXI cuya fama ha servido para visibilizar cuestiones como los derechos LGBTQ+ o graficar el ritmo deseado para practicar la reanimación cardiopulmonar (RCP). Mientras se convertía anoche en el foco casi excluyente del partido donde Kansas City Chiefs derrotó a San Francisco en la final del Super Bowl -el evento de fútbol americano que mueve legiones de fanáticos en Estados Unidos- la cantante de "Shake It Off" y "Blank Space" es objeto de análisis por sus implicaciones en tantas facetas de la vida contemporánea, desde el género y el fandom hasta la economía, y desde la cultura popular hasta la política. Swift está en medio de la gira musical más taquillera de la historia -el Eras Tour que en noviembre pasado la trajo a la Argentina-, ganó 14 premios Grammy, tiene el récord de de álbumes que debutan en el número uno de forma consecutiva (superando a Elvis Presley) y tiene también la mejor marca de álbumes número uno obtenida por una mujer en la historia. Pero ahí no queda todo: es la primera artista a la que la prestigiosa Universidad de Harvard le dedicará a partir de marzo un curso basado en las letras de sus canciones.
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