Leo Dan, el cantor santiagueño del poblado de Villa Atamisqui que conquistó la industria musical iberoamericana, anunció en Estados Unidos su retiro de los escenarios, a los 81 años, después de un fulminante suceso comercial que nació en los ´60 con "la Nueva Ola" y se extendió hasta el presente, con más de un millar de canciones compuestas y 40 millones de discos vendidos. Su despedida no será en la Argentina, dado que su última gira comenzará el 6 de abril y finalizará el 8 de junio en Chicago, Estados Unidos, con el título "El adiós de una leyenda", informó su productora. "Fue un viaje maravilloso pero es el momento de cerrar este capítulo", dijo el hombre que fue un emblema de la televisión argentina de los ´60. Leopoldo Dante Tévez nació el 22 de marzo de 1942 en Atamisqui, Santiago del Estero, donde desde la adolescencia, guitarra en mano, compuso sus primeras canciones. El éxito fue un rayo que cambio su vida. "Un día fui a pedir que me tomaran una prueba y en quince días me convertí en un éxito nacional", recordó. Ocurrió en la discográfica CBS: allí tomó las tres primeras letras de sus nombres (Leo y Dan) y no paró más. Eran tiempos de un rock y pop edulcorado y prefabricado por las empresas que intentaban construir un mercado juvenil con figuras como Palito Ortega, Nicky Jones, Jolly Land, Chico Novarro y Violeta Rivas, entre más. El incipiente rock argentino fue, de algún modo, una respuesta a aquel movimiento. Su primer éxito fue "Celia" y le siguieron "Fanny", "Cómo te extraño mi amor" y "Santiago querido". Sus amigos cuentan que su archivo registra no menos de 1.500 canciones originales. Inducido a ser presentado como una suerte de galán provinciano que le quería escapar a la soltería, entonaba "Libre, solterito y sin nadie" y decía "como no estoy ni comprometido ni casado, ni nada y usted no está ni comprometida ni casada ni nada por qué no charlar un ratito para no sentirnos tan solos". El éxito nunca lo dejó. Ya no quedaba en caligrafía demasiada huella de su primer impulso musical que, como el de todo santiagueño, fue folclórico. Lo evocó una vez en 2013, cuando fue invitado al Festival Nacional de Cosquín, donde interpretó "Corazón atamisqueño", una chacarera que compuso junto a Carlos Carabajal. En 1964 llegó a la televisión con un programa propio, "Bajo el signo de Leo", en canal 9, y para fines de los ´69 decidió instalarse en España junto a su esposa. El éxito de ventas en América Latina, en 1970, lo obligó a radicarse en México, donde cosechó éxitos como "Te he prometido", "Esa pared", "Toquen mariachis canten", "Mi última serenata", "El radio está tocando tu canción", "Pareces una nena", "Yo sé que no es feliz", "Con nadie me compares" y "Mary es mi amor". Se las ingenió siempre para ser protagonista. En 1995, acaso a partir de la elección de Palito Ortega como gobernador de Tucumán, se decidió a convertirse en gobernador de Santiago del Estero, su provincia natal, aunque llevaba 50 años sin vivir allí. Regresó a Santiago luego de una Intervención Federal y mostró una campaña por lo menos heterodoxa en la que el slogan era "Ya probamos con los que saben y nos fue mal, ahora probemos con los que no saben". Parece inverosímil pero el presente de la política argentina lo desmiente en más de un sentido. Perdió en forma abrumadora contra Carlos Arturo Juárez. No se registra otro fracaso en su vida pública. Su música fue parte de la banda de sonido de "Roma", la película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, ganadora de tres premios Oscar.
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