El Fondo Monetario Internacional oficializó el recorte en la exigencia de acumulación de reservas para el primer trimestre pero exigirá que entre abril y junio el Banco Central sume casi USD 5.000 millones, según los números finales que dio a conocer el organismo este lunes en el staff report de la cuarta revisión trimestral. El organismo proyectó que la inflación podría reducirse a 4% mensual a mitad de año y revisó su estimación hasta casi 80% para este año, alertó sobre la implementación del programa, aseguró haber registrado un atraso cambiario y pidió un control más estricto del gasto público.
Se trata, en rigor, de USD 4.900 millones surge de la diferencia entre la meta reajustada para el primer trimestre, de USD 1.900 millones (anteriormente ese objetivo era de USD 5.500 millones), contra los USD 6.800 millones netos que debería tener acumulados el BCRA para cuando finalice junio.
“La implementación de políticas macroeconómicas más prudentes en la segunda mitad de 2022 respaldó una moderación en la inflación y mejoras en los saldos fiscal y externo hasta fines de 2022. Sin embargo, en el contexto de desequilibrios macroeconómicos aún grandes y los desafíos de una sequía cada vez más severa, las incipientes mejoras en la inflación y la cobertura de reservas han resultado evasivas”, mencionó el informe técnico aprobado por el directorio.
“Los reveses en las políticas han contribuido al bajo rendimiento reciente y se han sumado a las incertidumbres sobre la determinación política de adherirse al programa antes de las elecciones. Las autoridades reafirmaron su compromiso de implementar el programa, que continúan considerando como el ancla clave para la formulación de políticas”, consideró el Fondo Monetario.
“En este contexto, los debates de revisión se centraron en el fortalecimiento de las políticas para garantizar el cumplimiento de los objetivos clave subyacentes del programa y en la mejor manera de adaptarse a un entorno cada vez más complejo, evitando al mismo tiempo generar vulnerabilidades futuras”, sostuvo.
El FMI reclamó medidas de control más estricto del gasto en subsidios y alertó sobre el costo “no esperado” de la moratoria previsional. “El cumplimiento continuo de los objetivos fiscales requerirá la implementación oportuna de medidas de alta calidad, particularmente en el frente de la energía y la asistencia social, para compensar los impuestos a la exportación más bajos debido a la sequía y dar cabida al gasto prioritario en infraestructura”, apuntó.
“Mientras tanto, será fundamental mitigar el costo del mandato no financiado creado por la nueva moratoria de pensiones, incluso a través de regulaciones prudentes para garantizar que la entrada al nuevo plan esté dirigida a quienes más lo necesitan”, dijo el staff en su informe.
También calcularon un costo fiscal de 0,4% del PBI a mediano plazo, algo que, aseveraron, pondrá presión sobre una meta de recorte del déficit que no fue modificada. En ese sentido, el Fondo avizora que la meta trimestral de déficit podrá ser cumplida “debido a renovados controles de gasto”.
Respecto a la aceleración inflacionaria, el FMI sostuvo que “se debe mantener una postura de política monetaria estricta para hacer frente a las altas y crecientes presiones inflacionarias y respaldar la demanda de activos en pesos”. “Se necesitan tasas de política reales lo suficientemente altas hasta que las expectativas de inflación tomen una clara tendencia a la baja, y es posible que se justifiquen nuevos aumentos de tasas en caso de nuevos choques inflacionarios y/o una intensificación de las presiones cambiarias”, consideró.
El Fondo Monetario, por otra parte, consideró que la sequía hizo más probable que el escenario de riesgo se materialice sobre la economía. “Los riesgos del programa ahora son más elevados debido al contexto económico menos favorable y los crecientes desafíos de implementación de políticas. Un empeoramiento de la sequía podría reducir aún más las exportaciones agrícolas y las entradas de divisas, con implicaciones negativas para el crecimiento, las reservas, la inflación y los ingresos fiscales”, mencionó.
La aceleración de la inflación, postuló el FMI, podría afectar, en un contexto electoral, la posibilidad de cumplimiento del programa. “Una inflación más alta y un crecimiento mucho más bajo podrían alimentar el descontento social y socavar el apoyo al programa, particularmente dado el ciclo electoral. En este contexto, la planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas serán indispensables para mejorar la probabilidad de éxito del programa, y es posible que se requiera un endurecimiento adicional de las políticas y ajustes de las políticas cambiarias”, anticipó el Fondo.
“Abordar el aumento de la inflación será especialmente difícil dados los vientos en contra de la alta inercia de la inflación, el débil balance del BCRA (que refleja inyecciones de liquidez pasadas), la necesidad de ajustes de precios relativos y los desafíos externos planteados por la sequía. Como tal, se proyecta que la inflación solo disminuya gradualmente (de más del 6% mensual en el primer trimestre de 2023 a alrededor del 4% a mediados de 2023), aunque persisten riesgos alcistas especialmente grandes, incluso sobre la demanda moderada de pesos”, estimó Washington. El FMI recalculó su proyección de inflación para este año hasta 79,6 por ciento.