Tras un verano complejo en términos productivos, con un bajo nivel de aprobación de importaciones, marzo arrancó con algo más de optimismo para los industriales. A partir de intensas gestiones realizadas desde la Unión Industrial Argentina (UIA), que diariamente le transmiten a la Secretaría de Comercio los casos de fábricas a punto de paralizar líneas productivas por falta de insumos -las situaciones críticas-, el Gobierno avanzó en los últimos diez días con una catarata de autorizaciones que tranquilizaron el creciente malestar que se respiraba en la central fabril.
Varias fuentes confirmaron que se liberaron más de 22.000 SIRA en las últimas dos semanas y que el Gobierno tiene toda la intención de lograr este año un nivel de importaciones similar al del año pasado, si es que la sequía y sus efectos sobre la cosecha gruesa se lo permiten. Así se los transmitió el secretario de Comercio, Matías Tombolini, y parte de su equipo a los industriales, en un encuentro multitudinario que mantuvieron el martes pasado por la mañana con el fin de dialogar sobre el tema e intercambiar visiones y preocupaciones hacia adelante. En ese contexto, los funcionarios les anticiparon que durante el fin de semana previo se habían autorizado una gran cantidad de pedidos atrasados y que ya estaban al día. Esta semana, incluso, salieron más, dijeron en la UIA.
“Habíamos visto que había habido muchas SIRA aprobadas. El martes nos juntamos con ellos, nos dijeron los problemas que tenían pero que estaban haciendo las cosas bien, a lo que desde la UIA les respondimos que no era eso lo que se palpaba en la calle. Quedamos en reunirnos más seguido para ir resolviendo los problemas que vayan surgiendo. Pero es cierto que la aprobación de los permisos se puso más fluida y descomprimió tensiones”, reconoció un dirigente fabril.
Ayer se conoció desde fuentes del equipo económico que de cada 4 trámites de autorización de importaciones a dólar oficial que ingresan al sistema SIRA, 3 terminan por conseguir luz verde. De acuerdo a esos datos oficiales, desde que se puso en marcha el esquema, a mediados de octubre pasado, el Gobierno dio el visto bueno a 236 mil de las 315 mil solicitudes que ingresaron al sistema, lo que implicaría un incremento 2% interanual. Traducido a montos, representa un aumento en valores de 11%, con USD 27.335 millones de acceso a las divisas del Banco Central para los importadores.
Plazos y permisos
Estas autorizaciones para poder importar al dólar oficial siguen siendo un paso importante, pero no suficiente para las empresas, ya que hoy el Banco Central no libera las divisas de forma instantánea. Los permisos salen ya con una fecha de pago, que varía entre 60 y 180 días en función del tamaño de la empresa. Por ende, las firmas que no cuenten con financiamiento no están en condiciones de poder ingresar la mercadería al país. Y sobre esto no hay cambios ni mayor flexibilización.
De todos modos, el BCRA en algún momento tiene que liberar los dólares, por lo que si el escenario de escasez de divisas empeora, también caerá la aprobación de SIRA. Y hoy el escenario que se prevé es el de una caída en los ingresos producto de una campaña gruesa enormemente afectada por la sequía en torno a los USD 15.000 millones. El objetivo del Gobierno es evitar que una mayor restricción de las importaciones afecte la actividad económica, y más aún en un año de elecciones, pero ello dependerá del ingreso de dólares que haya en los próximos meses. Y así lo planteó el equipo de Tombolini en el encuentro con los industriales, a pesar de que el plan de mínima es autorizar el mismo nivel de importaciones que el año pasado. El 2022 cerró con compras al exterior por USD 81.523 millones, que equivalen a un crecimiento del 29% respecto del año previo.
También es una realidad que el mercado se está restringiendo, por lo que los empresarios estiman que no será un año de gran crecimiento de la producción, por lo que no será necesario importar tanto. De acuerdo con estimaciones oficiales, el nivel actual de importaciones (en torno a USD 5.000 millones por mes) condice con el de actividad, a diferencia del año pasado y el 2021, que estaban, según las fuentes, elevadas. El atraso cambiario, la brecha alta y la inflación generaron un sobrestockeo por parte de los empresarios, pero esos insumos guardados se fueron consumiendo durante los meses de mayores restricciones.