La próxima edición de Expoagro se llevará a cabo del 7 al 10 de marzo en San Nicolás y reunirá a los diferentes actores de la agroindustria para ver las últimas novedades de cada uno de los rubros vinculados a la producción, al mismo tiempo que contará con espacios de exposiciones.
Este año la muestra tendrá seis auditorios donde diferentes empresas y destacados disertantes realizarán ponencias, charlas y compartirán contenidos vinculados a temas de gran relevancia y debate en el país. Entre los expositores estarán los economistas Carlos Melconian y Emmanuel Álvarez Agis. El ex presidente del Banco Nación disertará el viernes 10 a las 12 en el auditorio al aire libre Agripay, sobre las perspectivas económicas para Argentina. Mientras que el ex viceministro de Economía expondrá el jueves 9 en el mismo recinto sobre “La economía argentina y sus eternos dilemas”.
En la antesala de sus presentaciones, ambos economistas dejaron definiciones al sitio de Expoagro sobre los principales tópicos que abordarán. En referencia a la economía en el año electoral, Melconian anticipó que “estamos en una macroeconomía muy frágil, con una política incierta, pero esto no es nuevo y lo grave es que si no se toman los recaudos necesarios se va a repetir. En Argentina está demostrado -nos pasó- que los años electorales con macroeconomía frágil y política incierta terminan complicados”.
En cuanto al grado de incidencia de los factores externos en la economía nacional expresó que “hay cosas globales, que impactan a todos, como la guerra, el cambio climático, pero hay otras que son propias, son de acá, no pueden dejarse para otro momento siempre. Acá hay cuestiones que no se solucionan y se postergan”.
En la mirada del director de IERAL, lo que reflajará el escenario electoral es que “muy probablemente se siga consolidando un clima de cambio”, sosteniendo que “en la Argentina probablemente estemos asistiendo a la posibilidad de un cambio, al fin de una etapa y a una nueva oportunidad”.
Al mismo tiempo, consideró que “cualquier año electoral, en cualquier país del mundo, con cualquier tipo de gobierno, en general las políticas fiscales, monetarias, cambiarias, tienden a ser expansivas. Porque la política es así en todo el mundo, en mayor o menor medida”.
Consultado acerca del interés que puede generar el sector productivo agropecuario en el gobierno a venir, señaló que “el campo siempre es un combo, porque tiene cuestiones que refieren a la política macroeconómica, y del gobierno en particular. Además, este año nos deja como enseñanza que el campo es también hijo del clima, de los precios. Hay cosas que están al alcance de la política nacional, y otras que no, y algunas son mixtas”.
Por otro lado, Melconian explicó que desde su visión “al tipo de cambio libre y flotante desde el primer día, no vamos a ir. Porque eso fue un disparate, además de un camino de llegada”, mientras que respecto a las retenciones aseguro que no se debe generalizar ya que “hay tributaciones que están sin sentido, mientras otras son realmente importantes y no están para eliminar desde el primer día”.
Álvarez Agis, por su parte, se refirió a la importancia del sector agroindustrial en el desarrollo del país expresando que “la historia reciente del sector agroindustrial resume en buena medida el problema de la economía política argentina. Los sucesivos gobiernos no encontraron una política estable para el sector que balancee el objetivo exportador con la dinámica del mercado interno”.
En esa línea, afirmó que “es paradójico, pero mientras el anterior gobierno comenzó eliminando las retenciones y terminó reinstaurándolas, el actual comenzó subiendo las retenciones y termina bajándolas, con el dólar-soja. Es evidente que se necesita encontrar una política tributaria que permita saltar la grieta” y consideró que “esa política debería estar a mitad de camino entre los fundamentalistas del no-pago de impuestos y los fundamentalistas del otro lado”.
Para Álvarez Agis, Argentina necesita una política tributaria que maximice las exportaciones pero que al mismo tiempo proteja al mercado interno: “Una política tributaria que permita capear situaciones como la actual, con una de las peores sequías del siglo, pero que también blinde el mercado interno de eventos tales como la guerra de Rusia y Ucrania. No es una tarea sencilla, pero es central”.
Por otro lado, apuntó que en lo que va del nuevo siglo, cada vez que a Argentina le tocó atravesar por una sequía de magnitud, la actividad económica se contrajo y el peso se devaluó, por lo que remarcó que “eso no solo demuestra la centralidad del sector agroexportador para la economía argentina, sino la incapacidad de esta última de construir mecanismos de amortiguación de este tipo de eventos”.
A raíz de eso, puntualizó que lo conveniente sería “acumular divisas en épocas de vacas gordas para gastarlas en épocas de vacas flacas debería ser la versión autóctona y sostenible de la política anticíclica. Lejos de eso, hoy Argentina entra a esta sequía con una situación de reservas críticas y con la economía real empezando a pasar factura”.
Al ser consultado por la inflación, Álvarez Agis sostuvo que “es sin lugar a dudas el principal problema de Argentina y cualquier programa económico que no la tenga entre sus prioridades está condenado al fracaso”. A su vez, señaló que “sin embargo, la baja de la inflación debe ser un instrumento para alcanzar el objetivo más importante de todos: recuperar el poder adquisitivo del salario”.
En ese sentido, advirtió que “si el programa anti-inflacionario implica una retracción sobre el poder de compra de la población, lo relevante dejará de ser la consistencia técnica del plan para empezar a preguntarse sobre la consistencia social”, por lo que aseguro que “no hay chances en Argentina de configurar una baja de la inflación sostenible en el tiempo si esto no se combina con una recuperación del salario real”.
Dentro del panorama económico actual del país también se debe contemplar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, al que calificó como el “error del siglo” del gobierno anterior e indicó que “el tamaño del crédito hace que deje de ser una solución para pasar a ser el principal problema de nuestra economía”, por lo que expresó que “un programa económico que pretenda bajar la inflación y recuperar el poder adquisitivo debe contemplar un acuerdo que no implique un obstáculo insalvable para la consecución de tales objetivos”.
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