El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunirá la semana que viene por primera vez en el año de manera orgánica con la CGT para sondear el aval de los gremios a la pauta de aumentos en paritarias del 60% que impulsa la Casa de Gobierno. El encuentro, confirmado por funcionarios de la cartera económica y la cúpula de la central obrera, servirá también para el monitoreo junto con el sector de los acuerdos de precios y alinearlo con lo que Massa ya denomina, en conversaciones reservadas, un programa de "Salarios Justos".
El esquema que el jefe de Economía ya comenzó a exponer ante los gremialistas de la "mesa chica" de la central incluye una convergencia a lo largo del año entre los valores de la canasta básica con subas mensuales de 3,2% y de los salarios con actualizaciones promedio de 4% en los mismos períodos. Así, y siempre y cuando los precios experimenten una baja sensible respecto de su dinámica de los últimos meses, Massa intentará seducir a los dirigentes con un sendero simultáneo de recuperación del poder adquisitivo y de amesetamiento del proceso inflacionario.
El encuentro no tiene fecha definida pero se hará por cuerda separada de la "mesa política" que Alberto Fernández lanzó para el 16 de febrero con vistas a convocar a todos los sectores del peronismo para instrumentar la campaña electoral de este año. El ministro llegará al contacto con la CGT con un modelo de paritaria bajo el brazo con el acuerdo alcanzado por los municipales porteños (Sutecba) con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, por un aumento salarial de 60% en siete tramos y con revisiones periódicas.
Más allá de ese guiño del sindicato que lidera Amadeo Genta y de la participación de la CGT en el lanzamiento en enero de la nueva etapa de Precios Justos, con Héctor Daer como invitado estelar, el programa de paritarias de Massa encontró hasta ahora más resistencias y dudas que promotores. Las advertencias más llamativas fueron las de Pablo Moyano, que hizo saber que será dificultoso que muchas organizaciones acepten una pauta anual de 60%, y Gerardo Martínez, un referente de los "independientes" de buen diálogo con todos los gobiernos y que sin embargo indicó que la CGT no negocia paritarias ni acepta "intromisiones" del Poder Ejecutivo.
Las razones para la poca receptividad de la pauta salarial son variadas y van desde la más elemental, que contrasta la iniciativa oficial con la dinámica de precios indomable de los últimos meses, hasta otras de difícil admisión en público como la falta de cumplimiento por parte de Economía de los desembolsos comprometidos para las obras sociales sindicales a fin de año.
Massa había prometido que en el último cuatrimestre de 2022 las prestadoras de los gremios recibirían compensaciones por las coberturas de sus afiliados discapacitados por un total de 24 mil millones de pesos (en cuatro pagos iguales de $ 6 mil millones cada uno) pero de ese monto sólo llegaron a distribuirse dos desembolsos de $ 4 mil millones cada uno. Es decir que en la consideración de la "mesa chica" de CGT, el ministro y Alberto Fernández terminaron el año con una deuda de 16 mil millones de pesos.
Por fuera de las motivaciones estrictamente económicas, el llamado de Massa promete concitar la atención de la cúpula de central sindical por tratarse del eventual candidato presidencial que más adhesiones captura entre las organizaciones obreras. Incluso a pesar de que el propio tigrense se encargó de que trascendiera su decisión de no postularse este año y continuar abocado a la labor de ministro.
Como parte del encuentro los gremialistas y su equipo repasarán los resultados del acuerdo de Precios Justos que tuvo en una quincena de sindicatos sus aliados más entusiastas. Como reveló este diario, Camioneros y los gremios que integran la confederación de la Industria de la Alimentación (Casia) se acoplaron a los controles de precios en particular para la revisión de la cadena de logística, los niveles de producción y la política de abastecimiento de las grandes marcas.
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