El año de la inflación récord en tres décadas no derivó en un marcado aumento en en la tasa de pobreza e indigencia de los hogares, porque, según los expertos, actuó como atenuante la recuperación de los puestos de trabajo, aunque se trató en su mayor parte de empleos precarizados y con bajas remuneraciones, que posibilitaron recomponer en alguna medida los ingresos de las familias más vulnerables.
La canasta básica que mide la pobreza aumentó más que la inflación en 2022: 100,3% frente a 94,8% del IPC
A su vez, la canasta que mide la indigencia subió el 103,8%;los precios de los insumos básicos tuvieron un ajuste mayor al resto de los bienes y servicios de la economía. En diciembre, la CBT se incrementó 4,5%
El último dato del valor de la Canasta Básica Total (CBT) que elabora de manera mensual el Indec, correspondiente a diciembre registró una suba de 4,5% y cerró con un incremento punta a punta en 2022 de 100,3%, es decir 5,5 puntos porcentuales por encima del 94,8% que marcó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) a lo largo del año.
Tanto la canasta total como la canasta alimentaria son definitorias para que el Estado tenga en el radar la realidad de los indicadores sociales más sensibles, como son la pobreza y la indigencia. Eso sucede porque la primera se toma como parámetro para determinar el umbral de indigencia, y el segundo que incluye gastos básicos en ropa, salud, transporte o educación, determina la denominada “línea de pobreza”.
La canasta básica total cerró con un incremento de punta a punta en 2022 de 100,3%, es decir 5,5 puntos porcentuales por encima del 94,8% de la inflación
Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres. De la misma manera, la canasta alimentaria -que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad- es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA.
Con el último dato de diciembre, el Gobierno elaborará la estimación de pobreza del segundo semestre de 2022, que el Indec dará a conocer en marzo próximo. Como referencia, según el último dato oficial, la pobreza fue del 36,5% de la población al cabo de la primera mitad de ese año, mientras que la indigencia alcanzó al 8,8% de los habitantes. De esta manera, poco más de 17 millones de habitantes son considerados “pobres” (incluye a los “indigentes”) por no poder cubrir con sus ingresos el costo de la canasta básica total.
Los expertos creen que la suba récord de los precios en 2022, que fue la más alta en tres décadas, hubiese tenido un impacto más pronunciado sobre los indicadores sociales si no fuera porque hubo un “efecto compensador” por la mejora -aunque parcial- del mercado laboral, que tuvo a lo largo del 2022 los números más favorables también en tres décadas pero con un avance notorio de la precarización.
Para Leopoldo Tornarolli, economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas), de la Universidad de La Plata, y que lleva adelante una medición a través de semestres móviles, explicó que la tendencia que se vio en los últimos dos trimestres, que identificó como de crecimiento de la pobreza “se va a a mantener”. “Espero un número cercano al 40%, posiblemente algo por encima”, estimó.
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