Pese a haber logrado despejar el frente externo, la principal preocupación del ministro de Economía, Sergio Massa, sigue siendo la inflación y por eso prepara un plan basado en un acuerdo por cuatro meses con las principales cadenas de supermercados. La iniciativa contempla el congelamiento de una lista de productos y pactar una suba de hasta el 4% en los artículos por fuera del listado.
La negociación está en manos del secretario de Comercio, Matías Tombolini, que viene reuniéndose en los últimos días con representantes supermercadistas. Las grandes cadenas se sumarán a la iniciativa, pero aguardan que la industria también lo haga, ya que es un eslabón clave para la definición de precios.
De acuerdo con un informe de la consultora LCG, en la última semana de octubre los precios de los alimentos y bebidas promediaron un aumento de 0,7% y el mes cerró con una inflación del 7,9% en ese rubro. Esta es la principal preocupación, dado que los sectores más desprotegidos destinan casi la totalidad de sus ingresos a cubrir la canasta básica.
Acuerdos con incentivos
A diferencia de acuerdos anteriores, en los que las empresas de consumo masivo y la cadena de comercialización debía adherir a un listado de precios congelados impuesto y que difícilmente se cumplían, el Palacio de Hacienda busca dar incentivos para que efectivamente lleguen a las góndolas. Ofrece a cambio beneficios sobre créditos, importaciones y mayor acceso al mercado de cambios.
El reclamo por las dificultades para importar es creciente entre el sector empresario y, la promesa de habilitar la disponibilidad de dólares para algunos de los pendientes es atractiva para las firmas.
El objetivo del Gobierno que el acuerdo con alimenticias se cierre durante la segunda semana de noviembre, para eso, las reuniones entre Comercio y el sector privado se realizan contrarreloj.