Obligados a competir con los productos importados de otros países, empresarios de distintos sectores alertaron por la alta carga impositiva que soportan en la Argentina y reclamaron al Gobierno que baje tributos para adecuarlos con sus principales competidores. Según un informe de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM), por cada $1000 que se pagan en un comercio, $490 son impuestos; mientras que 11 cámaras del sector metalúrgico advirtieron que soportan en promedio una carga impositiva del 32% sobre el precio en puerta de fábrica, sin IVA. Esto representa más del doble que en Brasil y México, sus competidores más cercanos. El reclamo no es nuevo, pero la apertura de importaciones encendió aún más las alertas. Con un mercado cerrado, el consumidor se vuelve cautivo, pero con un comercio abierto la competencia desigual se agiganta.
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