Pasada la primera parte del año, los empresarios nucleados en el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) oscilan entre la expectativa y la cautela. Por un lado, destacan el rumbo de la gestión encabezada por Javier Milei y confían en que el crecimiento de la economía llegará el año que viene, pero también mantienen cierta preocupación por la salida del cepo cambiario, que obstaculiza la posibilidad de destrabar inversiones. De acuerdo a los resultados de la encuesta de Expectativa de Ejecutivos de IDEA, que reúne la evaluación de 240 directivos de empresas, hay una serie de factores ponderados como la desaceleración de la inflación, el ordenamiento de las cuentas fiscales y la percepción que identifica cierta tendencia a estabilización de la macro. Sin embargo, todavía sostienen advertencias por la recesión, la caída del consumo, la pérdida del poder adquisitivo, la inflación, el desempleo en aumento y la incertidumbre para lo que viene. En este contexto, evalúan que la ansiada recuperación de la economía se dará de forma “moderada” durante los próximos meses. De manera gráfica, creen que la salida de la recesión se verá en forma de “U” y no como la “V” de la que habla el Gobierno. Es decir, que estiman que tras un proceso de fuerte caída de la actividad, el estancamiento se prolongará más de lo esperado hasta mostrar un fuerte rebote. También manifiestan su inquietud por el levantamiento de las restricciones cambiarias, que consideran que podrían extenderse hasta el año que viene. Además, aseguran que el desarme del cepo cambiario no será brusco, sino que se irán eliminando normativas de a poco. “Preocupación hay por el cepo porque es insostenible. Nadie espera que perdure mucho tiempo. Vamos a ir saliendo con un proceso administrado. Se estima para el año que viene”, dijo Santiago Mignone, presidente de IDEA. Y agregó: “Sin una política cambiaria clara y definitiva es difícil esperar una lluvia de inversiones”. En esta misma línea, de acuerdo a la Encuesta de Ejecutivos realizada por IDEA, solo el 5% de los directivos consideró que “aumentará significativamente” sus niveles de inversión, otro 41% expresó que las subirá “moderadamente” y el 40% dijo que “no se modificarán”.
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