En un contexto de pérdida del poder adquisitivo y con el fin de contener la inflación, el Gobierno decidió postergar nuevamente los aumentos de las tarifas de luz y gas, previstas para julio. Las subas habrían representado un impacto adicional de entre el 2% y el 3% para hogares, comercios e industrias. En simultáneo, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció un incremento en los impuestos a los combustibles, que se traducirá en un aumento del 1% en el precio de la nafta y el gasoil a partir del 1 de julio. Estas medidas buscan mantener un proceso de desinflación mientras se reajustan los mecanismos de subsidios a las tarifas energéticas.
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