La eliminación de subsidios energéticos que aplicó el Gobierno nacional en febrero en su plan para alcanzar el superávit fiscal generó un aumento mayor al 300% en las boletas de luz que reciben los usuarios residenciales de altos ingresos, pero también en no residenciales como pymes comerciales e industriales, edificios, hospitales, universidades y alumbrado público de los municipios. Esto se debe a que la decisión del equipo económico fue mantener las subvenciones en los costos de generación de electricidad para los hogares de ingresos bajos, conocidos como Nivel 2, y los de ingresos medios, conocidos como Nivel 3, a partir de la segmentación tarifaria vigente. A eso se sumó el aumento tanto en el transporte como en la distribución del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y las provincias.