La Argentina vivió 72 horas sin precios. Tras la devaluación en el mercado oficial del dólar y la suba del dólar blue, que tocó un pico de $795 el miércoles, las remarcaciones, las vidrieras sin precios, las suspensiones de ventas y los pedidos de nuevos presupuestos se multiplicaron. Sobre el final de la semana, la ola se retiró y dejó un nuevo escenario: listas nuevas con aumentos del 20% y las restricciones para importar de siempre, pero intensificadas.
“Esta semana fue caótica -dice Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC)-. Los proveedores enviaban comunicados que decían que no había entrega de productos y algunos con aumentos disparatados de más del 50%”.
Grinman señala que, sobre el final de la semana, todo se fue calmando, “pero lo que subió, subió”. Añade que los empresarios tienen “alergia a la incertidumbre” y que lo que sucedió en estos días fue “el peor de los escenarios”.
En el caso de la construcción, hubo incluso proveedores que vendieron con “precio abierto”, es decir, entregaban producto y luego pactaban precio, explica Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de Construcción. Ahora, coincide, ya comienza a tranquilizarse, “pero con un nuevo nivel de precios”. Y sigue habiendo problemas con insumos importados, suma.
En ese sentido, desde la Cámara de Importadores (CIRA) señalaron que miran con mucha preocupación la evolución de la situación de la cadena de pagos internacional y las operaciones de pago comprometidos de todos los empresarios argentinos hacia los proveedores del exterior.
Desde hace al menos dos semanas hay todavía más problemas para importar con barreras de todo tipo. Por un lado, dificultad para cursar los pagos para los bancos por imposibilidad de acceder a la cuenta corriente de comercio exterior. Por el otro, la “desaparición” o corrimiento de fechas de pago de las autorizaciones de importación aprobadas. En otras palabras, puede haberse normalizado la situación de los precios, pero los problemas de insumos persisten.
Mientras, los comercios y pymes representados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) siguen mirando lo que ocurre con el dólar paralelo, más allá de que en el caso de la devaluación en el mercado oficial se haya prometido una especie de tipo de cambio fijo hasta fines de octubre.
“Estamos en una situación muy delicada; a pesar de que ahora empezaron a aparecer listas de precios se está vendiendo ‘a necesidad’ y para cumplir con lo básico”, apunta Alfredo González, presidente de la institución, y agrega: “A los que no formamos precios nos afecta el dólar blue”.
A ese panorama se sumó el anticipo de Massa que habrá una nueva suma fija para los trabajadores, que puso a los empresarios y comerciantes de las principales cámaras de la Argentina en alerta. El humor general del sector privado no es bueno: el Gobierno sigue convocando a empresas para tratar de acordar un sendero de precios con varios sectores, pero durante la semana quedó demostrado que la autoridad para negociar se fue diluyendo, tal como pasó con las naftas. Tres grandes petroleras decidieron avanzar con una suba de 12,5%, a pesar de no haberlo acordado con la Secretaría de Energía.
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