El déficit primario creció en abril más del 300% en términos nominales y fue de $331.000 millones, según informó este lunes la Secretaría de Hacienda. El deterioro fiscal estuvo explicado, en buena parte, en el desplome de uno de los impuestos que más pesa en la recaudación, como son los derechos de exportación, por efecto de la sequía. Su caída no llegó a ser compensada por el recorte que tuvo el gasto primario.
El rojo primario, sin contar intereses de deuda y que es el número que mira de cerca del Fondo Monetario Internacional como una de las metas vertebrales del acuerdo vigente, tuvo un incremento de 318% nominal en comparación con abril del 2022, cuando había sido de $79.000 millones. Los $331.000 millones acumulados hasta abril, así, determinaron que en el primer cuatrimestre del año el déficit primario supere el billón de pesos, lo que equivale de acuerdo al Palacio de Hacienda a un 0,59% del PBI.
Para el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), al tomar en consideración la inflación, el déficit de abril habría tenido en rigor un aumento del 100% en comparación con el año anterior. “En términos del PBI, el déficit primario del mes habría sido de 0,2%”, mencionó ese centro de estudios.
El esquema de metas trimestrales con el Fondo Monetario preveía que para los primeros tres meses del año el techo al rojo fiscal primario debía ser de $441.500 millones, pero durante el primer trimestre esa cifra terminó muy por encima, en torno de $690.000 millones.
De todas formas, la nominalidad más alta de lo esperado originalmente en el trazado de objetivos del acuerdo y la renegociación en la que se embarcaron el Gobierno y el FMI podrían dejar abstractas esas metas. Parte de ese ida y vuelta con Washington incluye la posibilidad de redefinir los objetivos de reservas, fiscales y de emisión monetaria para lo que resta del año.
Los números fiscales muestran que el efecto de la sequía en el ritmo de ingresos fiscales por retenciones a las exportaciones marcó, en cierta forma, el comportamiento del resultado de las cuentas públicas en lo que va del año. “Por cuarto mes consecutivo, se evidenció un impacto negativo en la recaudación asociada a los tributos del comercio exterior del Estado Nacional producto de la sequía”, consideró el Palacio de Hacienda.
En ese sentido, plantearon que “entre enero y abril, se estima una caída aproximada de $580.000 millones respecto a las proyecciones sobre los derechos de exportación contenidas en la Ley de Presupuesto 2023″. En abril, por ejemplo, los derechos de exportación se desplomaron -en términos nominales, es decir que ajustado por inflación el número sería aún mayor- un 33 por ciento.
El derrumbe en los ingresos del Estado fue de tal magnitud que ni siquiera un ajuste del gasto en términos reales durante abril sirvió para compensar la cuenta. En el cuarto mes del año los gastos corrientes crecieron a ritmo de 88%, por debajo de la inflación interanual. Algunos items estuvieron marcadamente detrás de la nominalidad de la economía: subsidios económicos (75%), transferencias corrientes a provincias (31%), entre ellas. Por el contrario, el gasto de capital se mantuvo con mayor firmeza y avanzó casi 100 por ciento.
“La administración de la política fiscal dispuesta por las autoridades del Ministerio de Economía priorizó durante abril las asignaciones financieras destinadas a las políticas de inclusión social, y a los programas de inversión pública con énfasis en la infraestructura energética”, mencionó el Ministerio de Economía.
El informe de Iaraf apuntó que, al tomar en consideración la inflación, “dentro del gasto primario, se observaron caídas significativas en los rubros de subsidios al transporte (45,9%), bienes y servicios (43,1%) y asignaciones familiares (38,4 por ciento). Sin embargo, también se registraron aumentos en otros rubros. Los tres que más aumentaron fueron subsidios a otras funciones (84,5%), otros gastos corrientes (27,7%) y transferencias de capital a provincias (23,3 por ciento)”.
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