La barra de Chacarita es un polvorín hace décadas. Y una vez más, estalló la violencia. Con un saldo fatal: Jorge Daniel Durán, de 43 años, recibió una puñalada en medio de la tribuna y aunque fue trasladado de urgencia al hospital Manuel Belgrano de San Andrés acompañado por su hijo Javier, hizo un paro cardiorespiratorio cuando estaba en urgencias y falleció.
Un muerto más para contar en el fútbol argentino que eleva la cifra a 351 según el registro que lleva la ONG Salvemos al fútbol. La investigación quedó radicada en la Unidad de Instrucción Fiscal del departamento Judicial de San Martín número 10 a cargo del doctor José Guozden y ya se están requiriendo las cámaras de seguridad porque según los miembros de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte, está todo filmado.
Así que se supone que podría darse con el autor del asesinato más allá de que algunas imágenes según le contaron fuentes de la investigación a TyC Sports son bastante confusas. Pero la versión que manejan por estas horas es que todo se habría originado en una pelea entre la gente de la villa Nueve de Julio contra los del Barrio Libertador, ambos sectores de la misma facción, La Famosa Banda, ya que los primeros hay acusaciones de no repartir en partes equitativas todos los negocios que deja la tribuna.
El episodio en el que perdió la vida Durán se dio antes de comenzado el segundo tiempo, cuando empezaron las corridas y las peleas en plena popular que da a la calle Gutiérrez, la que es utilizada por la facción más antigua de la barra llamada La Famosa Banda. De hecho, sus rivales internos que se apodan Somos Familia y con los que están en guerra desde 2022 no participaron de la pelea y se mantuvieron en la otra cabecera.
El partido tuvo que ser demorado hasta que la disputa se trasladó de los tablones hacia las correderas y después afuera del estadio, dejando otros dos heridos más. Insólitamente y aunque cuando transcurría el segundo tiempo se conoció la noticia de que Durán había fallecido, el encuentro continúo como si nada. Según los jefes del operativo policial, suspenderlo en ese momento habría generado aún incidentes mayores y le dieron garantías al árbitro Pablo Giménez para que lleve las acciones hasta el final.
La disputa que terminó con el crimen de Durán se da en el marco de una interna abierta en la barra funebrera cuyo grupo La Famosa Banda dirige desde que salió de prisión Chucky Canteros, hijastro del histórico líder Raúl Escalante, alias Muchinga. En su momento, cuando éste decidió dejar el paravalanchas y meterse a dirigente, puso en la línea de sucesión a su esposa Angélica Molina para que controle el negocio y al primogénito de ésta, Diego, quién no duró mucho al frente de la popular, ya que cayó preso por narcotráfico. Ahí, comenzó la disputa de poder: Somos Familia, que la lidera un hombre de la zona de Podestá apodado Ipi, con muy buenas relaciones con el municipio vio que era su oportunidad.
Y durante el segundo semestre de 2019 y hasta el comienzo de la pandemia, quiso tomar el control de la barra con una serie de graves conflictos por las calles de San Martín que involucró también un conflicto familiar: mientras Angélica Molina se quedaba con los negocios, su hermana Ana apoyaba a los rivales. Y en la escalada de violencia, Chucky cumplió la pena, salió de prisión y logró unificar a muchos violentos de las zonas de Billinghurst, 9 de Julio, Loyola, Villa La Cárcova, Villa Melo, José León Suárez, los barrios Curita y 18, Libertador y Villa Maipú. Todos con prontuarios pesadísimos que habían tenido una causa de asociación ilícita iniciada por el ex jefe del Aprevide, Juan Manuel Lugones, pero tras la caída de éste lograron zafar de la misma. Y arrasaron con todo.
Así, La Famosa Banda se quedó con todo: organizó fiestas en las instalaciones del club con grupos de cumbia cobrando entradas, y además explotó el monopolio de todo lo que gira en torno a un partido de fútbol (merchandising, reventa de entradas, trapitos y el manejo de las canchas de fútbol cinco). Pero Chucky estaba descontrolado y quería más y cuando se enteró que su madre había registrado para sí el nombre de la barra, por lo que cualquier cosa que se comercialice bajo el nombre de La Famosa Banda lo iba a cobrar ella, se rebeló: se unió a su padrastro Muchinga para reclamarle la cesión de derechos. Y Angélica, la mujer más poderosa en el mundo barra, como para dejar en claro que no aceptaba rebeliones, denunció a Muchinga por hurto y lo mandó a prisión.
Entre ese conflicto y el cambio de dirigencia, Somos Familia logró encaramarse como la oficial. Chucky no lo aceptó y y fue a buscar a sus rivales al Polideportivo del club donde hubo una batalla tremenda con tiros por doquier. Tras ese escándalo, vino el pacto. La Famosa Banda se quedaba con su tribuna de la calle Gutiérrez y los negocios que tenía hasta el momento y Somos Familia organizaba el resto de la fiesta, tenía la venia oficial y se hacía fuerte en el municipio. Eso llevó una paz precaria porque se dividen las populares en San Martín para no cruzarse.
Y el año pasado en la Copa Argentina contra Talleres de Córdoba la disputa estalló. De ahí en más, todos sabían que algo podía pasar. Pero el foco estaba en el cruce de las dos barras, no en una interna dentro de una de ellas mismas. Quizá por eso la Policía aflojó insólitamente la requisa o, según la gente de la Bonaerense aduce, las armas blancas ya estaban adentro de la popular desde antes del comienzo del cacheo.
Sea como fuere, Durán entró con su grupo del barrio Libertador y todos los diferentes barrios que componen la Famosa Banda estuvieron juntos en el primer tiempo alentando a Chacarita. Pero cuando vino el entretiempo, empezó la discusión por los beneficios. Ahí sucedió todo y según fuentes de la propia barra, el Negro Oscar, de la Villa Nueve de Julio, fue quien asestó el puntazo fatal. Que vuelve a enlutar al fútbol argentino que no escapa nunca de la violencia barra que se traduce una vez más en una muerte.