Mañana, desde las 20, se realizará el segundo concierto de la temporada 2024 del Mozarteum Argentino - Filial Salta en el Teatro Provincial “Juan Carlos Saravia” y contará con la dirección de Jorge Lhez como director, junto a la participación de la soprano Magdalena Soria; Claudia Manrique, contralto; Cristian Roldán, tenor; y Federico Bildoza baritono.
La pieza que se presentará será el Oratorio de Pascua BWV 249 de Johann Sebastian Bach y forma parte del ciclo de actividades Abril Cultural Salteño de Pro Cultura Salta.
Las entradas ya se encuentran disponibles para la venta a través de SALTA TICKET o en boleterías del teatro, en Zuviria 70. Para más información podes comunicarte a través de Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla. al 4213863 o al 387501-3341
De acuerdo a las notas del director artístico Jorge Lhez, el material más importante de este oratorio fue obtenido de la cantata profana de tema pastoral, Entfliehet, verschwindet, entweichet, ihr Sorgen, BWV 249a (Huid, desapareced, alejaos, tristezas), estrenada el 23 de febrero de 1725, para amenizar el cumpleaños del duque de Sajonia-Weissenfels (cuatro años más tarde el duque retribuirá el presente otorgando a Bach el título honorífico de compositor de la corte).
Esta cantata, como todas las obras de circunstancia de la época, eran pieza de un solo uso, destinadas al olvido una vez interpretadas. Pero Bach no abandonaba sus obras, una constante es la reutilización de una misma música debidamente transformada.
En las obras vocales, abundará el procedimiento llamado parodia: una obra determinada, con una nueva letra pero con la misma música. Esto permitía tanto reciclar la música de estas obras de compromiso como convertir obras profanas en religiosas, pero nunca a la inversa. Al convertirse en oratorio, su estructura y contenido musical aumentado por recitativos, apoyaron un texto nuevo y por lo tanto tuvieron un significado totalmente distinto.
Eso es exactamente lo que hizo Bach con esta cantata de cumpleaños. El 1 de abril de ese mismo año (1725), para el Domingo de Pascua de Resurrección, fue interpretada en Leipzig como cantata de iglesia bajo el título Kommt, gehet und eilet.
Sólo se conservan fragmentos de esta primera adaptación, pero parece ser que ya estaba concebida dramáticamente, con personajes como María la madre de Santiago (soprano), María Magdalena (alto), Pedro (tenor) y Juan (bajo). También existe otro texto para cantata profana con la misma música: Verjaget, zerstreuet, zerrüttet, ihr Sterne, BWV 249b, estrenada el 25 de agosto de 1726, escrita para el cumpleaños del Conde Joachim Friederich von Flemming.
Cuando diez años después, se le encargó a Bach la composición de un oratorio para Pascua echó mano al ya citado material previo, sin importarle su carácter profano, y se conformó en agregar un coro al dúo de bajo y tenor. En realidad, el oratorio debería ser denominado “Cantata de San Juan”ya que los oratorios se basan en textos bíblicos. Pero, en la tradición del oratorio, Bach otorgó a los solistas nombres de personajes bíblicos.
Además de ellos la obra requiere la intervención de un coro a cuatro voces y un conjunto instrumental que incluye tres trompetas, dos flautas, dos oboes, oboe de amor, fagot, cuerdas, timbales, clave y órgano.
El autor del texto de las dos versiones profanas de este trabajo fue Christian Friedrich Henrici, recaudador de tasas postales y poeta aficionado, más conocido por el seudónimo de Picander. Colaborador habitual de Bach en su etapa en Leipzig, fue el libretista de varias de sus obras vocales, como La Pasión según San Mateo, BWV 244.
El aspecto popular de la obra de acuerdo con su relación profana se manifiesta por su sencillez: tres arias separadas por recitativos y encuadradas por un dinámico dúo introductorio y un sereno recitativo que lleva a un exultante coro final. El oratorio no cuenta el acostumbrado coral ni siquiera para concluir la obra. Es notable que, aparte de la obertura y la conclusión, la Resurrección haya sido encarada "con gravedad" y que la emoción domine a la exaltación.
Los recitativos están imbuidos de una singular expresividad y (para la época) inusual audacia: en dos voces, en terceras (N° 1), cuando María y María Magdalena expresan su impaciencia en ver nuevamente al Salvador, de admirable y flexible vocalización cuando Juan afirma que la promesa se cumplió (N° 10).